Estuve allí, debajo del árbol, tratando de descifrar la conversación, pero no entendí mucho.

Por deducción y algunos gestos, puede uno entender a estas palmeras (Dulus dominicus) cuya familia Dulidae tiene un solo miembro: Las palmeras; que además, son endémicas de la Hispaniola.

Ante un linaje así, se imaginará el lector las cosas que saben estas aves sobre esta tierra y por consiguiente los temas que serían motivo de una reunión tan organizada. (en la fotografía no se ven, pero habría una veintena alrededor).

El histórico deterioro del ambiente y como consecuencia la alimentación y la dificultad para construir los nidos.

La mortandad de las crías tanto por la baja dieta, como por los invasores, entre los que se encuentra el irreverente Pájaro Vaquero.

Lo que se sabe de huracanes y tormentas que merman las crías y a muchos adultos también.

En este orden, el Vaquero y los huracanes son asuntos del ordenamiento de la naturaleza, pero el deterioro del hábitat “es cosa de hombres”.

Noté la insistencia de una de ellas gesticulando y señalando hacia el pico Diego de Ocampo. ¿Pensarán las palmeras mudarse hacia la loma?

Al final concluí que las ciguas palmeras si saben lo que ha pasado en estas tierras desde siempre; quizás es mejor no entender lo que que dialogan.

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