PADRE LUIS ROSARIO APÓSTOL DE LA JUVENTUD

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Recuerdo la noticia del periódico, aunque no el día y la fecha, en la cual el entonces Arzobispo de Santo Domingo y Presidente en ese entonces de la Conferencia Episcopal Dominicana, Mons. Nicolas de Jesús Cardenal López Rodríguez, anunciaba que el p. Luís Rosario, de los padres Salesianos, sería el encargado nacional de la Pastoral Juvenil.

 A partir de ahí le conocí y supe de todo su quehacer por los jóvenes del país, sobre todo desde aquella instancia que creo, ubicada en la zona colonial llamada ´´Casa de la Juventud´´. Aquel recinto se convirtió en un hervidero de actividades y proyectos en pro de la juventud dominicana. Una de esa fueron los talleres de teatro, dirigidos por el hoy p. Manuel Ruíz, donde volví a encontrarme con el p. Luís Rosario, en su entrar y salir y reuniones de coordinación.

Pero la vida me tenía otra mejor oportunidad de conocerle, en un plano donde dejó entrever su capacidad intelectual, más allá de su quehacer pastoral y fue en el Seminario. En ese entonces el profesor de historia de la filosofía, desde hacia mucho tiempo, antes del concilio hasta ese momento, era el p. Carlos Benavides, jesuita.

 Las clases del padre Benavides eran un derroche de sabiduría y conocimiento, había sido profesor de prácticamente todo el clero dominicano hasta ese momento incluyendo los obispos dominicanos de entonces. 

No recuerdo bien por que el p. Benavides salió ese año, me parece que fue algo sabático o de salud, no recuerdo bien, pero de lo que se ocupó y nos los dijo fue de dejar un buen profesor para su clase de historia de la filosofía de la época contemporánea, y ese elegido fue el p. Luís Rosario. Fue un gran profesor entendible y muy pedagógico en sus exposiciones, a través de él conocimos muy bien a Nietzsche y otros filósofos, pero la clase que más me impresionó, y me ha ayudado bastante hasta el día de hoy, fue su exposición de la Fenomenología de Edmund Husserl, una metodología para conocer que hizo escuela y todavía en el mundo de hoy tiene unas implicaciones que ayudan hasta en el discernimiento de la vida espiritual. Fue una muy buena experiencia tenerle como profesor, pero su vida era el trabajo con la juventud, lo que hizo que al regresar el p. Benavides no siguiera dándonos las clases.

De esos días hasta vernos de vez en cuando en algún que otro evento de la Iglesia, no nos volvimos a encontrar y compartir como hacíamos tanto en las clases como en los recesos. Pero de su trayectoria de trabajo en la Pastoral Juvenil siempre tenía referencia, ya sea por lo que salía en la prensa y otros medios, como por los folletos de preparación para la pascua y la navidad juvenil, que siempre nos hacía llegar, además de cuando en vez leía lo que escribía en los diarios y también en este medio.

Mons. Ramón de la Rosa, decía una vez, que para hacer algo bien y dedicarse a ello uno debía enamorarse. Luís Rosario, fue un enamorado de la juventud, le dedicó su vida como sacerdote, como salesiano y como ser humano, entendió que por ahí era que el Señor le llamaba y le quería, y así lo hizo. 

El día que alguien se atreva a escribir la historia del quehacer juvenil dominicano, tanto en la Iglesia, como fuera de ella, tendrá que hacer referencia obligada al p. Luís Rosario, por su entrega y todo lo que hizo en bien de nuestra Juventud. Que el buen Dios le de el premio de los justo, de aquellos que pasan haciendo el bien, y mucho bien que hizo por nuestra juventud.

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