Ivet Queipo Gross 

Muchos se sienten derrotados ante la situación económica y creen no poder vivir la navidad, porque no tienen grandes regalos o muchas luces y adornos, sin darse cuenta que todo está en nuestro interior y en la forma de asumir y enfrentar nuestra realidad.

Aún cuando muchos lo creían difícil, en una pequeña parroquia de Cuba, en la provincia de Granma, atendida por la misión dominicana, sacerdotes jóvenes entregan todo su servicio a llevar la esperanza y luz que Dios nos regala.

Con entusiasmo, carisma y amor, inicia en la comunidad las noches de compartir, lo que conocemos como posadas navideñas. Cada noche se visita el hogar de cada uno de los feligreses. Compartir con las familias y las amistades, llevando el mensaje de salvación, fue la principal misión, los niños usando trajes de la época y representando las circunstancias de José y María pidiendo posada, fueron algunas de las escenas nocturnas.

Fueron noches llenas de alegría, bailes, conversaciones y sobre todo entretenimiento, para aquellos que el cansancio y lo rutinario les hace perder la esperanza.

La noche del 24 de diciembre se celebró la Noche Buena, luego de haber estado  preparándonos para la gran espera, el nacimiento del Niño Dios, el compartir unidos como una gran familia fue lo primordial.

El 25 de diciembre se unieron al centro parroquial las demás comunidades, compartieron actividades culturales, el disfrute de las actuaciones de los niños, jóvenes y adultos, todas las edades vivieron desde su corazón cada alegría, cada esperanza y cada palabra de amor llevada por nuestro querido Párroco Juan Morillo, joven cura con fuerzas incansables para anunciar el reino de Dios.

Se continuó con entusiasmo hasta el día 6 de enero, en medio de necesidades y confiados de la grandeza de nuestro Señor. Se celebró la fiesta de los Reyes Magos. Vinieron personas de varios lugares. Nuestros pequeños disfrutaron de esta hermosa actividad.

Con mucho esfuerzo y dedicación de los adultos encargados, los niños vivieron la tradiciones y  fantasía de los Reyes Magos, una ilusión que en muchos hogares se ha dejado perder para los infantes, pero nuestros niños aún creen en poner hierba y agua a los camellos de los Reyes que llegan esa noche mágica a dejar regalos.

Así culminó el camino recorrido en todo el tiempo de Navidad, en la Parroquia de San José de Guisa, donde sí se logró vivir la navidad, porque solo con las fuerzas de Dios se vencen las adversidades.

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