Al historiador Frank Moya Pons agradezco esta frase, que nos dijo en conversación con otros, después de un acto público intelectual:

“La Iglesia siempre ha sido pobre. Incluso en tiempos de Trujillo recibió muchas obras, que aún están ahí, prestando servicios. En esa época, ni el Arzobispo Beras ni ningún Obispo recibió un peso para su beneficio personal. Todo fue para obra, no de ellos”.

Lo sabía esto por monseñor Juan Félix Pepén y por el testimonio de vida del Arzobispo Octavio Antonio Beras: consta incluso que los bienes personales, recibidos de su familia, los invertía en bien del Seminario y otras obras. Pero me confirmó y me alegró ese testimonio del historiador, de Moya Pons.

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