Monseñor Freddy Bretón confiere misión a 46 Presidentes de Asamblea

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Arquidiócesis de Santiago lleva más de 50 años con esta experiencia

El sábado 26 de octubre Mons. Freddy Bretón presi­dió la celebración eucarística en la Catedral y confirió la misión como Presidentes de Asamblea a 46 hermanos provenientes de distintas pa­rroquias de la Arquidiócesis de Santiago. Concelebraron también Mons. Tomás Mo­rel, obispo auxiliar, un nutrido grupo de sacerdotes y diáconos permanentes. Además de sus familiares y feligreses de sus parroquias de origen estaban presente los demás Presidentes de asamblea, que ya están ejerciendo su mi­sión, quienes hicieron la renovación de su envío a la misión ante el Arzobispo.

Mons. Bretón en la homi­lía comentó el mensaje de la Palabra de Dios y explicó el sentido de todo ministerio en la Iglesia como don gratuito recibido de Dios que hay que poner al servicio de los de­más (1Pe 4,7-11). Los dones que el Señor otorga genero­samente los recibimos gratuitamente y sin mérito de nuestra parte porque de los contrario no serían dones. Por eso lo que gratis recibimos debemos darlo gratis. Haciendo eco del Evangelio proclamado (Mt 5, 13-16) pi­dió a los Presidentes de asamblea “ser sal y luz en sus comunidades”. Sal que da sabor y da gusto mediante el entusiasmo de su servicio y luz por el testimonio de su vida en los distintos ambien­tes donde ejercen su misión.

En la Arquidiócesis de Santiago de los Caballeros llevamos más de cincuenta años de experiencia en las celebraciones dominicales y la animación de la asamblea en ausencia del Presbítero. Esta labor la han llevado a cabo los Presidentes de Asamblea, gracias a la intui­ción de Mons. Roque Ada­mes siguiendo la exhortación hecha por el Concilio Vati­cano II: “Foméntense las ce­lebraciones sagradas de la Palabra de Dios en las víspe­ras de las fiestas más solem­nes, en algunas ferias de Ad­viento y Cuaresma y los do­mingos y días festivos, sobre todo en los lugares donde no hay sacerdotes, en cuyo caso debe dirigir la celebración un diácono u otro delegado por el Obispo” (Concilio Vatica­no II, Constitución sobre la Sagrada Liturgia 35,4).

 

¿Quién es entonces el Presidente de Asamblea?

 

Es un hombre, laico, que habiendo recibido del Obis­po, la institución como acó­lito es enviado a animar una comunidad eclesial por petición de su párroco, ejerce un servicio eclesial y ministerial en aquellos lugares donde el párroco no puede mantener una presencia constante. El Concilio Vaticano II dice ex­presamente: “sobre todo en los lugares donde no hay sa­cerdotes, en cuyo caso debe dirigir la celebración un diácono u otro delegado por el obispo”. El Presidente de Asamblea no es un ministro ordenado. Los unicos minis­tros ordenados de la Iglesia son el Obispo, el presbítero y el diácono. El presidente de asamblea es un laico “delegado por el obispo” y enviado a animar una comunidad eclesial bajo la autoridad de su párroco. Por eso el Presi­dente de Asamblea es esco­gido y presentado por el pá­rroco y después de recibir la formación es enviado por el Obispo, que es quien le da la misión de congregar a la comunidad y presidir el culto litúrgico de la Celebración de la Palabra.

El Presidente de Asam­blea está facultado para celebrar la Palabra y la Lectio Divina en su comunidad; en cuanto acólito, sirve en el altar y distribuye la comunión y en cuanto Presidente de Asamblea está al frente de la animación pastoral de una comunidad o capilla secto­rial como delegado del pá­rroco.

La Arquidiócesis cuenta en la actualidad alredor de 600 animadores de asamblea, quienes a lo largo de estos ciencuenta años han prestado un gran servicio en la celebración de la Palabra y la animación de las comuni­dades, especialmente en los lugares donde el sacerdote no puede estar presente cada domingo.

La Arquidiócesis de San­tiago de los Caballeros dis­pone de varios centros de formación para presidentes de Asamblea: uno ubicado en el Colegio Padre Fortín para los candidatos de las zo­nas cercanas a la ciudad de Santiago; otro centro en Mo­ca; otro en Sabana Iglesia y san José de las Matas para los candidatos de la zona de la Sierra.

Invitamos a los párrocos y sacerdotes a que promuevan y escojan a otros hombres de testimonio, buena fama y comprometidos con su comunidad, para que reci­ban la formación y puedan ser enviados a muchos otros lugares donde el párroco no puede mantener una presencia constante, especialmente el Domingo, día de la resu­rrección del Señor.

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