Monseñor Enmanuele Clarizio. Conciliador eficaz en nuestras desavenencias patrias.

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Novena parte

 

Al culminar su reunión, Molina Ureña abordó el vehículo del Nuncio y decidió retornar a la sede de la Embajada de México donde se había asilado en vez de continuar hacia la zona constitucionalista. ¿Cuál fue el contenido de lo conversado en aquel momento entre el Nuncio y Molina Ureña y las razones que motivaron su decisión?

Según la versión de Kurzman, destacado periodista norteamericano que cubrió las incidencias de la guerra de abril dejándolas plasmadas en su obra “La revuelta de los condenados”, cuando Molina estaba presto a salir hacia la zona constitucionalista, oculto en una ambulancia de la Cruz Roja, “…un funcionario americano y el nuncio papal Monseñor Emmanuele Clarizio llegaron y le persuadieron de que siguiera refugiado por su seguridad”.

En cualquier caso, y más allá de los matices diferenciales de las versiones referidas, resulta peregrino sugerir que la decisión de Molina obedeció a una sugestión del Nuncio. Molina era un político con cabeza propia. Nadie podía decidir por él. Si adoptó la referida determinación bien puede obedecer al hecho de que la conversación con el Nuncio le hizo ver aspectos de aquella difícil coyuntura en los cuales no habia reparado debidamente, y muy especialmente, aquellos relacionados con la preservación de su integridad física ante las frágiles garantías que en aquel momento podrían ofrecérsele desde la zona rebelde.

Para Gautreaux, sin embargo, aunque reconoce que el cambio de actitud de Molina, “fue fruto de algo convincente que le dijo el Nuncio Clarizio”, insiste en el hecho de que el mismo “…no actuaba con imparcialidad, siempre creímos que trabajaba para el enemigo, para los norteamericanos y quienes los representaban en el país”. (Pág. 245).

Refiere Gautreaux Piñeyro otro episodio vinculado con Monseñor Clarizio, y cuyo protagonista fue el Señor Diego Guerra Nouel, al momento en que el mismo se desempeñaba como responsable de seguridad de la sede del gobierno constitucionalista en el edificio Coppello.

En un momento en que Monseñor Clarizio acudió a la Sede en procura de entrevistarse con Caamaño, Guerra prorrumpió en una andana de insultos contra aquel, acusándole, en un lenguaje inapropiado, de que “asuntos que conversaban confidencialmente frente a Clarizio eran escuchados una o dos horas después comentados o informados a través de la Radio de San Isidro”. (Pág. 475).

Guerra, hombre de pocas luces y temperamento impulsivo, no alcanzaba a comprender que cuando se realiza una labor mediadora es necesario que quien encarna tal papel se comunique constantemente con las partes en conflicto a fines de recibir y comunicar propuestas y contrapropuestas.

Consigna que en un momento dado, Guerra echó hacia atrás de su hombro una ametralladora que portaba, llegando a considerar los presentes que Guerra tenía intención de agredir a Monseñor Clarizio. A decir de Gautreux: “…era el Director de Seguridad. Lo único reprochable era el lenguaje y la violencia, pero había que hacerle saber a ese carajo que nos tenía engañados del todo, que habíamos descubierto su juego…al cura se le derrumbó el gesto de grandilocuencia que lo caracterizaba cuando pisaba como palomita en zinc caliente”. (Pág. 476).

Puede calibrarse, a la luz de tales enjuiciamientos e incidencias adversas, cuán difícil fue para Monseñor Clarizio llevar a cabo su misión mediadora, en un ambiente extremadamente hostil, preñado de incomprensiones y resquemores entre los bandos contendientes.

Pero ya el Monseñor Clarizio que participa activamente en la guerra de abril procurando defender a ultranza, con su labor mediadora, la dignidad humana y abonar a la reconciliación de todos los dominicanos , es hombre aleccionado y transformado por experiencias que afianzaron su convicción de que, más allá de manifestaciones oficiales, nuevos vientos de cambio soplaban hacia lo interno de la sociedad y de la Iglesia, como se había puesto de manifiesto en el Congreso Mariano y Mariológico de marzo de 1965 sobre el que abundaremos en nuestra próxima entrega.

 

 

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