En este trópico, tórrido y latente,

se expresa la vida,

se expresa la muerte.

Muere el pálpito del día

y se muestra el níveo frío de las sombras.

Los astros,

esos de calor y poesía,

dominan las pausas de las horas,

marcan los flujos,

el de la tibieza que se apaga

y la templada blancura que se asoma.

Entonces gotean los ríos dorados,

los flujos de luz

hacia el poniente franco.

Y al unísono,

la vaporosa serpiente

se desliza por las colinas del norte.

En ambos panoramas

se adivinan alas,latencias,

mezcla de colores,pulsaciones.

La vida que se expresa

infinita, visible e invisible

en este imprevisible trópico interrupto

más allá, si, más allá de todas las lógicas razones.

1 COMENTARIO