El voto es preciado. Es la herramienta sin violencia más poderosa que tenemos en una democracia, y debemos usarla. Así lo expresó John Lewis, norteamericano que se destacó por defender los derechos civiles.

En nuestro país, muchos ciudadanos lamentablemente, han ido perdiendo el deseo de ejercer este derecho. Los altos niveles de abstención que hemos visto en los recientes procesos electorales así lo demuestran.

Pensamos que una de las causas de esta actitud de pereza y rechazo del voto, ha sido la falta de coherencia de muchos políticos, que han hecho de esta ciencia, un mercado. Su conducta ha estado divorciada de la ética, y algunos son mercaderes del sufrimiento de los empobrecidos, haciendo de la riqueza mal habida, su meta. Sus principios fueron echados al olvido.

Ahora quieren recobrar la participación masiva de los ciudadanos en las elecciones, imponiendo el voto obligatorio, y esa no es la mejor opción.

Necesitamos una clase política que piense en el bien común, y no en sus intereses personales y grupales. Sólo así, el fenómeno de la abstención llegará a su mínima expresión.