La Violencia ¿Cual es la solución o la respuesta?

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La violencia se ha convertido ya en una pandemia y la estamos viviendo en sus multiples formas; crímenes por robo, feminicidios, violencia in­trafamiliar, abuso infantil, sicariato, suicidios o simplemente en actitudes que manifiestan agresividad, menosprecio, discriminación y ausencia total de fraternidad y solidaridad.

Los hechos, casi a diario, de muer­te entre parejas que conviven, muchas veces en concuvinato, con hijos, ex­tremecen la sociedad y que califica­mos como algo inadmisible, donde no se logra entender cómo se puede llegar a esos extremos de total ausencia de humanidad.

Cuando la prensa acude a los lu­gares en busca de información de los hechos, en las preguntas que le hacen a los familiares, amigos o vecinos, las personas dicen: «“Tiene que habérsele metido el diablo por dentro”» «“Es que no se le tiene temor a Dios”» «“Queremos justicia, justicia, justicia”»…

Penosamente, estos hechos están endureciendo cada vez más el cora­zón de los seres humanos y muchas veces han hecho justicia por sus pro­pias manos, quitándole la vida, en el marco de la ira y la indignación, a seres que a veces son el producto de una sociedad injusta y de hogares destruidos.

Ahora: ¿Como vencer la violencia? ¿Cuál debe ser la respuesta del Cristiano? ¿Cuál es la oportunidad única de parte de Dios? ¿Cuál es la invitación que Jesús nos está haciendo? ¿Cuál es la mejor noticia hoy?

Empecemos por la mejor noticia que es:

  • “Que Jesús es nuestro único y verdadero Salvador”.
  • «Que es la oportunidad única de parte de Dios»
  • «Que la respuesta está en la infa­lible y siempre suficiente Palabra de Dios dada en las Sagradas Escrituras, en la Biblia».

Definitivamente, vencer la violencia y al demonio que la engendra:

“No es con espada, ni con ejército, sino con el Santo Espíritu Divino”, (Zacarías 4,6)

Y esto porque: “el enemigo, el diablo, ronda como león rugiente, buscando a quien devorar”. (1 Pedro 5,8)

El demonio esta haciendo todo lo posible para alejarnos de la Palabra de Dios y cada vez más estamos cortando nuestro cordón umbilical con nuestro Padre, creador.

El tiempo de la Palabra de Dios es ahora. Es la prioridad. Tenemos que acudir a la Palabra de Dios y recibirla con mansedumbre.

Aprovechemos ahora la Palabra de Dios, dejando que penetre en nuestros corazones, ver su verdad, y que cada vez más nos convierta en verdaderos hacedores y no en simple oidores.

Hermanos y hermanas en Cristo Jesús:

¿No logramos comprender el de­safío, el llamado de la voz del Padre que nos manda a defender su doctrina, su justicia, paz y amor?

Queremos fundamentar la comprensión del tema de la violencia y la respuesta está en los textos bíblicos y en su espíritu evangélico:

«Para superar la violencia, la esperanza comienza en Jesús»

“El pueblo que caminaba en tinieblas vió una luz grande; habi­taban en tierra de sombras, y una luz les brilló” (Isaías 9,1)

«Contra la violencia valen solamente las armas que nos dejó Jesu­cristo: Verdad, justicia, fe y la Pa­labra de Dios».

“Póngase la armadura de Dios, para poder resistir las maniobras del diablo”. (Efesios 6, 10-12)

Para enfrentar la violencia “tomen la verdad como cinturón, la justicia como coraza y, como calzado, el celo para propagar el Evangelio de paz. Tengan siempre a mano el escudo de la fe y así podrán atajar las flechas incendiarias del demonio”. (Efesios 6, 14-17).

«La violencia, sus raíces están en el corazón del hombre». Conviértete, “Cambia tu corazón de piedra por uno de carne”. (Efesios 6, 14-17).

«La violencia es oscuridad, símbolo del mal, del caos, del dolor, del odio y de confusión». «La violencia es esclavitud, es vida del hombre no despierto que vive en la oscuridad».

«La violencia, rechazarla, es “arrancar de raíz entre ustedes los disgustos, los arrebatos, el enojo, los gritos, los ofensas y toda clase de maldad. Por el contrario, muéstrense compasivos unos con otros, perdo­nándose mutuamente como Dios los perdona en Cristo”». (Efesios 4, 31).

«Para enfrentar la violencia tene­mos que vivir orando y suplicando».

“Oren en todo tiempo según les inspire el Espíritu. Velen en común y prosigan sin desanimar nunca, intercediendo a favor de todos sus hermanos”. (Efesios 6, 18) … Para así re­sistir las maniobras del maligno.

«La violencia entre parejas, los esposos, en el matrimonio… no es el modelo del amor conyugal».

«Los maridos deben amar a sus esposas como a sus propios cuerpos. El que ama a su esposa se ama a sí mismo. Y nadie jamás ha aborrecido su cuerpo; al contrario lo alimenta y lo cuida». (Efesios 5, 28-30)

«La violencia es pecado, es la fuerza que mantiene a la humanidad cautiva, presa, esclavizada e inclinada a obedecer a satanas»

Y por eso el pecado es muerte. «Ante la violencia, Jesús es faro de luz que guía el camino de la vida de

Paz, de Amor, de Esperanza».

Concreticemos diciendo: La violencia es definitivamente perversión de la mente, el Demonio que es el adversario de Dios, está siempre listo para querer vencerlo. Por eso el hombre que se aparta de Dios corta sus propias raíces y se destruye a sí mis­mo. «Somos hijos de Dios, sino, vamos a la muerte».

Los cristianos estamos llamados a realizar la Salvación de Cristo que es la única cabeza de la raza humana. No hay otra. Entendamos que se ha ido produciendo cada vez más en el hombre, una autosuficiencia, una falsa autonomía que esta encerrando al ser humano

en el pecado, en su propia destrucción, en su muerte.

Aquí, hoy, estamos viendo el fondo de la condición humana, se nos está

revelando la violencia como factor decisivo de nuestra historia.

Nos estamos convirtiendo en seres negativos y violentos.

La sangre que se está derramando en República Dominicana y en el

mundo está clamando a Dios:

“Entonces Javé le dijo: «¿Que haz hecho? Habla la sangre de tu hermano

y desde la tierra grito hasta mí »”. (Génesis 4, 10)

Tenemos que estar claro, que erradicar la violencia es una tarea imposible

porque sus raices estan en el corazón del hombre (Génesis 4,7), pero los

que llamamos Cristianos no podemos conformarnos con creer que hay un

Dios que hará Justicia, sino, que tenemos que proclamar y testimoniar los

beneficios que nos da y darle gracias a Dios por la Salvación que nos dio al

mundo la muerte y resurección de Cristo.

El hombre de hoy tiene que conocer donde verdaderamente está la salvación.

Que la respuesta a una no violencia, a esta cultura de muerte, está en las

Sagradas Escrituras, que Jesús es nuestro único y verdadero salvador y

que para nuestro Dios no hay nada imposible.

Anunciemos y defendamos el Proyecto Divino que el nos dejó para consolidar su creación: El Matrimonio. Espacio de vida que constituye la primera

y verdadera escuela, la pequeña Iglesia donde debemos enseñar a nuestros

hijos a honrar y glorificar al Padre.

Evitar la desintegración del matrimonio se hace cada vez más vital e indispensable porque de el nace el hombre de bien o el delincuente que mata y

destruye. Promovamos matrimonios sanos donde se edifiquen en la roca

que es Jesús y que sea el quien gobierne, solo así tendremos la real y única

garantía para vencer la desangrante situación de la violencia que estamos

viviendo.

Nosotros los Cristianos tenemos que respetar el pacto Matrimonial.

Nosotros los Cristianos tenemos que ser los primeros en dar nuestra

feaciente de amar a nuestro enemigos, orar por ellos y perdonar setenta

veces siete.

Tenemos que ser luz y sal de la tierra. Ser esperanza.

Tenemos que revelar a nuestro Dios como la única solución verdadera.

Nosotros mismos tenemos que ser la prueba de un testimonio vivo de la

no violencia.

Recuerden: ¡Jesús nos ofrece hoy su persona Salvadora!

¡Que así sea!

Salvador Fiallo Prota

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