La prisionalización

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“Quien en nombre de la libertad renuncia a ser el que tiene que ser, ya se ha matado en vida.

José Ortega y Gasset.

 

La prisionalización es el proceso por el que una persona asume inconscientemente el código de conducta y de valores de la subcultura carcelaria como efecto de estar en contacto directo con ella, dinamita la auto­nomía del imputado de manera lenta pero progresiva y que tiene una serie de consecuencias que dificultan la reinserción y que llevan a la exclusión social.

Según Arias Pérez y Damota Llinas (2010), la prisionali­zación produce:

  • Ruptura con el mundo exterior: El imputado no tiene contacto con el mundo exterior, todo lo que vaya más allá del me­dio carcelario le es aje­no. Como consecuencia, sufre una desidentificación con la socie­dad en la que vivía y esto excluye a la persona del mundo y le aísla lentamente de todo lo que no sea el ámbito penitenciario.
  • Contamina­ción psíquica e ideológica: el imputado convive con otras personas que ya han entrado en un proceso continuo de degradación, lo que supone una influencia negativa para él.
  • Adaptación al medio carcelario: Ahí entra en funcionamiento el proceso de institucionalización. Pro­vocando una degrada­ción en la persona y su capacidad de autono­mía.
  • Proceso de des­vinculación familiar: La privación de libertad tiene como consecuencia aislamiento y progresiva desvincula­ción con la red social que poseían antes de entrar en la cárcel, so­bre todo en condenas más largas
  • Identificación con el desarraigo so­cial: El imputado va sumiéndose un am­bien­te que lo hace sentir fuera del mundo en el que vive. Se identi­fica con los privados de libertad y los convierte en su red social, va adaptándose al me­dio carcelario y per­diendo las herramientas y habilidades socia­les que había aprendido cuando convivía en sociedad. Así pues, cuando es puesto en libertad, es posible que se sienta no capacitado para vivir en sociedad, le cueste sentir que forma de nuevo parte de ella, pues ha olvidado que en otro momento fue un ser social.

Recordemos que la cárcel supone un siste­ma total, funcionando de manera autónoma con sus propias normas y que afecta directamente la conducta y los valores de quienes conviven en ella.

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