PAPA BENEDICTO XVI (2005-2013)

por Eduardo M. Barrios, S.J.

      Joseph Ratzinger nació en Baviera, Alemania, el 16 de abril de 1927, y concluyó su peregrinación terrena el pasado 31 de diciembre, vencido por el paso y peso de los años, casi noventa y seis años.

      Desde temprana juventud se mostró apasionado explorador de la verdad, sobre todo de la verdad revelada por Dios. Tras rigurosos estudios  filosófico-teológicos, llegó al sacerdocio al recibir la ordenación presbiteral de manos del Cardenal Von Faulhaber, arzobispo de Munich, el 29 de Junio de 1951.

      Por muchos años se dedicó a la enseñanza de Teología, sobre la cual escribió libros muy profundos en los que combinaba el rigor académico con el fervor espiritual y pastoral. Muchos años después un Nuncio Apostólico en Cuba dijo que sus escritos iluminaban la mente y calentaban el corazón.

      Sorpresivamente el Papa Pablo VI lo sacó del mundo académico nombrándolo arzobispo de Munich. Recibió la ordenación episcopal el 28 de Mayo de 1977, y el cardenalato el siguiente 27 de Junio.

      Fallecido el Papa Pablo VI el 6 de agosto de 1978, su sucesor Juan Pablo II lo llamó a Roma en 1981 para encomendarle la prefectura de un delicado dicasterio, la Congregación para la Doctrina de la Fe. En ese cargo permaneció hasta que murió Juan Pablo II, al cual sucedería el 19 de abril de 2005, adoptando el nombre de Benedicto XVI.

      Durante sus ocho años como Papa realizó numerosas beatificaciones y canonizaciones. Nombró doctores de la Iglesia a San Juan de Ávila y a Santa Hildegard de Bingen.

      En el campo administrativo realizó una serie de importantes reformas dentro de la Curia Romana. Como maestro de la fe, publicó tres encíclicas más algunas exhortaciones apostólicas, especialmente cartas post-sinodales.

      Realizó 24 viajes apostólicos, durante los cuales pronunció doctos discursos y predicó profundas y piadosas homilías. Entre sus alocuciones, se recuerda con especial admiración la dirigida el 18 de abril del 2008 a todos los países de la tierra representados en la ONU.

      En el año 2012 hizo sus últimas visitas apostólicas. Los pueblos de México, Cuba y Líbano se sintieron honrados y bendecidos por ser los últimos que disfrutaron de su iluminante presencia.

      El mundo recibió con asombro su decisión de dimitir del supremo pontificado el 11 de febrero de 2013 por no sentirse ya con fuerzas para hacerle frente a tantos deberes. No sucedía algo así en los últimos seicientos años.

      Tras breve estancia en la propiedad vaticana de Castelgandolfo, el Papa Emérito Benedicto se instaló en el pequeño monasterio Mater Ecclesiae fundado en 1990 por Juan Pablo II como convento para religiosas contemplativas. El edificio se encuentra dentro de los muros del Vaticano.

      Algunos pensaron que la coexistencia de dos Papas traería problemas, pero no sucedió así. El jubilado Papa Benedicto hizo gala de humildad y discreción entregándose a una vida de oración por el mundo y la Iglesia. Como pasatiempos disfrutaba de la música, de la lectura, y de caminatas por los jardines vaticanos, paseos que se fueron haciendo cada vez más esporádicos y cortos a medida que la edad le iba pasando factura.

      Hoy todos los hombres y mujeres de buena voluntad guardan luto por la ausencia de Benedicto XVI. Pero el recuerdo de su vida y magisterio seguirá dando fruto por mucho tiempo. No sabemos si eventualmente la Iglesia lo elevará a los altares mediante beatificación primero y canonización después. Pero si sucediera, no habría motivo para sorprenderse.

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