“Discriminar” es un verbo que no todos saben conjugar. Hay que ser precavidos para evitar las manipulaciones y que en términos mediáticos busquen convencernos de locuras, pasiones irrazonables y atentados al sentido común, alegando que eso es discriminación. Eso sí, es necesario prestar atención cuando se nos llama a evitar discriminar por asuntos accidentales en nuestra condición humana. 

Siempre es necesario recordar el artículo 39 de nuestra Constitución, que establece: “Derecho a la igualdad. Todas las personas nacen libres e iguales ante la ley, reciben la misma protección y trato de las instituciones, autoridades y demás personas y gozan de los mismos derechos, libertades y oportunidades, sin ninguna discriminación por razones de género, color, edad, discapacidad, nacionalidad, vínculos familiares, lengua, religión, opinión política o filosófica, condición social o personal”.

En este tenor, hay discriminaciones reales que hemos sufrido desde siempre, pero que ahora la sociedad, con mayor conciencia, demanda que sean enfrentadas, buscando soluciones responsables en el marco legal y en la comprensión de la ciudadanía.

Por ello hay que valorar y aplaudir la reciente manifestación de cientos de personas en Santo Domingo reclamando la aplicación de la ley 05-13 y sus imprescindibles modificaciones, buscando que el Estado le brinde mayor participación y oportunidades a quienes son diagnosticados como autistas.

Me fascinó ver la entusiasta y emotiva participación de niños, jóvenes y adultos con discapacidad, de familiares, artistas y legisladores, donde prevaleció el elemento humano. Fue impartido por la organización “Damas de negro”, que con su obra pretende llevar claridad en un tema que incide en muchas familias.

Resalto uno de los discursos de una señora que no tengo el gusto de conocer, solicitando al Congreso Nacional políticas públicas para los dominicanos con condiciones diferentes, exigiendo  que la legislación se aplique y que los gobiernos la respeten. Recuerdo su expresión: “Esta comunidad completa está dispuesta a morir de pie, nunca de rodillas tenemos los mismos derechos y deberes que los demás, no al bullying, exigimos respeto…que se aplique la ley”.

En sus certeras palabras, imploró que se tomen en cuenta a las madres con hijos con autismo u otra discapacidad que no tienen techo, no cuentan con seguro de salud y no están incluidas en el programa de medicamentos de alto costo, además de que falta capacitación, un censo para saber cuántas personas tienen autismo u otra discapacidad y necesidades.

Esta discriminación debe desaparecer o disminuir sustancialmente, seamos parte de las soluciones dándole seguimiento y amor al tema. Lo sucedido en Santo Domingo debe ser emulado, estaré como un soldado más en la próxima manifestación. ¡Honor a las “Damas de negro”, que continúe su noble tarea!

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