Fundación de la República Dominicana

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SIEMPRE ANTENTO

Fundación de la República Dominicana

 

“Los blancos, morenos, cobrizos,

cruzados, marchemos serenos, unidos

y osados, la patria salvemos de viles

tiranos y al mundo mostremos que

somos hermanos. Juan Pablo Duarte.

 

No todos los dominicanos hemos entendido u observado que la fundación de la República Dominicana fue motivada por una decepción llena de xenofobia y burla. Pues Don Juan José Duarte, envió al exterior, a estudiar, a su hijo Juan Pablo en 1929 con apenas 16 años de edad. Al cuidado del comerciante hispano Pablo Pujols Chancet, salió rumbo a Estados Unidos de América y Europa con el objeto de realizar estudios en Barcelona. En el buque que lo llevó a Estados Unidos sufre un traumatismo emocional o de­cepción, cuando el capitán del barco le increpa llamándolo hai­tiano y se burla de su condición de esclavo.

Duarte, en su cama­rote, afligido y avergonzado, se hizo un juramento solemne que cumpliría fielmente de liberar a su patria y darle una bandera. En 1832 regresa el fundador de la República a Santo Do­mingo, luego de su fructífero viaje por Europa y Estados Unidos en el grupo que lo recibió se encontraba el Dr. Manuel María Valverde Fernández, el cual le preguntó qué era lo que más le había llamado la atención y gustado en sus viajes y él res­pondió: Los fueros y libertades de Barcelona, fueros y libertades que espero demos nosotros un día a nuestra patria. El Dr. Valverde le res­pondió; “En tan magna empresa cuenta con mi cooperación”. Calando hondo en el alma de sus amigos. Juan Pablo Duarte comenzó a pre­pararse para la magna empresa en el almacén de su padre, junto a la Atarazana, donde se impartía enseñanza gratuita a sus contertulios.

 

Sus jóvenes amigos mostraban cada vez más pública y coléricamente su inconformidad, hasta que un día circularon en la barriada de Santo Domingo, unas hojas manuscritas llenas de diatribas contra los haitianos firmados con el seudónimo de “El dominicano español”. Fue sorpresa de los ve­cinos que al amanecer encontraron las hojas lanzadas o deslizadas por debajo de las puertas. El patriótico Pas­quín fue la comidilla del día.

La sociedad secreta y patriótica “La Trini­taria”, era claro que Duar­te había planeado minuciosamente los ca­racteres de la sociedad. El simbolismo secreto de la masonería, a la cual in­greso en 1836, le había servido para estructurar sus círculos pero también, según testimonio de Félix Ma­ría Delmonte su mejor modelo fue la Conspi­ración de los Soles de América. Él explicó a Serra, primero, y a otros amigos después, sus planes.

Entre esos amigos confidentes se contaban: Juan Isidro Pérez, Pedro Alejandrino Pina, Benito González, Félix María Ruiz, Jacinto de la Concha, Juan Nepo­muceno Ravelo y Felipe Alfau. Esta sociedad la formarían en principio nueve miembros.

Se identificarían por un seudónimo y un color. Cada uno de los miembros tendría que buscar dos más, los cuales solo lo conoce­rían a él, de manera que en un caso de denuncia solamente conocerán peligros dos y no el resto de los conjurados.

El día señalado para la proclamación de La Trinitaria, fue el 16 de Julio de 1838. La casa escogida fue la de Josefa Pérez de la Paz, madre de Juan Isidro Pérez.

Era el día de Nuestra Señora del Carmen y el hogar de Chepita, situado frente a la iglesia consagrada a esta virgen resultaba adecuadamente estratégico, pues el júbilo de las celebraciones no hacia sospechosa aquella reunión.

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