Cuando todavía nos embarga la tristeza por la explosión ocurrida en San Cristóbal, y que afectó a tantas familias llevándose sus seres queridos, ahora nos afecta la tormenta Franklin. Esperemos que en ambas situaciones, nuestro pueblo siga demostrando la solidaridad y generosidad con los que sufren, como lo ha hecho siempre.

A propósito de la tragedia de San Cristóbal, compartimos la reflexión que en torno a este hecho lamentable hace Mons. Héctor Rafael Rodríguez, Presidente de la Conferencia del Episcopado Dominicano y Obispo de la Vega. 

“Nuevamente el país es sacudido por una tragedia. La fatídica explosión en una zona comercial de San Cristóbal ha dejado como consecuencias: Pérdidas humanas, desaparecidos, heridos, destrucción, dolor y luto.” 

Unámonos en oración para que el Señor acoja en su morada a los fallecidos; conceda fortaleza a quienes sufren la pérdida de seres queridos y pertenencias; y que no haya que lamentar nuevas víctimas fatales.

Aprovecho la ocasión para hacer un llamado a los organismos de emergencia, a las autoridades responsables de evaluar, emitir permisos, vigilar y controlar instalaciones de plantas de gas, fábricas, gasolineras y construcciones de todo tipo, que exijan los requisitos pertinentes antes de otorgar el debido permiso, así no tendrán que activarse solo cuando ocurra la tragedia. La observancia de esta práctica evitará llanto, dolor, luto, pérdidas humanas y de propiedades.”