Lic. Samuel Fernández

 La Unión Nacional de Escuelas y Colegios Católicos (UNECC) realizó, del 12 al 14 de mayo, su primer encuentro nacional de educadores católicos en las instalaciones del centro salesiano Pinar Quemado, de Jarabacoa. El tema central fue “Los futuros de la educación: aprender a transformarse”. Participaron educadores de todas las diócesis del país y el Lic. Oscar Pérez Secretario General de la Confederación Interamericana de Educación Católica CIEC.

Esta temática es una iniciativa de la UNESCO para repensar la educación a través de un debate mundial sobre el conocimiento y el aprendizaje en un mundo de creciente complejidad, incertidumbre y precariedad. En esta misma dirección, la escuela católica acoge la propuesta, asumiendo además el llamado del papa Francisco quien invita a repensar la educación del presente y del futuro desde el humanismo solidario.

En el encuentro se realizó un recorrido por las nuevas formas de reimaginar y diseñar la construcción de pedagogías cooperativas y solidarias que generen cambios fundamentales en los procesos de enseñanza aprendizaje.

Para ayudar a entender la realidad actual nos ceñimos a las propuestas  de la UNESCO, y el tema sugerido por el papa Francisco en el Pacto Educativo Global . Con ello, se iluminó la reflexión desde los principios y valores que construyen una persona más humana, solidaria y libre en un mundo volcado al individualismo.

    La línea de reflexión del encuentro se desarrolló mediante las siguientes temáticas: El trabajo transformador del docente en los futuros de la educación, gestión de calidad, innovación y transformación en la escuela católica, repensar los espacios y entornos de aprendizaje a la luz de los futuros de la educación, construir pedagogías cooperativas y solidarias para un nuevo cambio educativo y hacia un nuevo contrato social por la educación.Concluimos el encuentro con la santa Eucaristía presidida por el obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Mons. Tomás Morel, quien, en su homilía, nos invitaba a ser testigos de los valores más esenciales que propone el evangelio, y a no escuchar las voces que confunden la verdad plena que emana del Espíritu Santo.