El voto consciente de un cristiano

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¿Pueden votar los cristianos? Cla­ro que sí. ¿Deben votar los cristianos? Claro que sí. ¿Pueden votar por cualquier candidato? No. Son preguntas que hacen muchos fieles de la Iglesia católica que deben contestadas por personas expertas en los asuntos morales y doctrinales de la Iglesia.

Los documentos del Magisterio de la Iglesia son muy claros al señalar que todo fiel católico debe cumplir su responsabilidad de votar, pero con conciencia y libertad, ya que nunca le es lícito negociar ni transgredir los principios en su participación en la vida política. El Concilio Vaticano

II recuerda que “los fieles laicos de ningún modo pueden abdicar de la participación en la política”, pero que esa participación no puede desligarse de los principios propios de la conciencia cristiana.

De esto también nos habla el Compendio de Doctrina Social de la Iglesia (166-170). Son principios no negociables para un cristiano católico, como señala Benedicto XVI:

El derecho y la defensa de la vida; el derecho de los padres a educar libremente a sus hijos; la defensa de la familia natural; el respeto a la dignidad de la vida humana, desde el momento de la concepción hasta la muerte natural; la educación en libertad y, por tanto, el primado de los padres en la educación de sus hijos; el bien del matrimonio y la familia (ma­trimonio entre un hombre y una mujer), y las leyes que custodian estas realidades; la justicia social y la atención a la falta de trabajo y al empobrecimiento; la atención a los más desfavorecidos.

Estos son los principios no negociables que un cristiano, católico o no, debe tener en cuenta antes de ir a votar. Es necesario que los cristianos tengan en cuenta si el partido al que van a apoyar respeta estos principios antes de depositar su voto en la urna.

Del mismo modo, hemos de afirmar que ningún cristiano o persona alguna debe vender su conciencia o su voto por dinero, por cosas mate­riales, por promesas o por ninguna otra causa.

El voto es un deber y un derecho que tenemos por ser ciudadanos y tener las facultades para ejercerlo.

El Catecismo católico en el n. 2240, afirma que el ejercicio del derecho al voto en aras del bien común es una exigencia moral, vinculada a la corresponsabilidad ciudadana, sin embargo, ese derecho un cristiano tiene que ejercerlo bien.

De este modo, el papa Francisco indica a los jóvenes comprometidos en la vida política que “La política no es el mero arte de administrar el poder, los recursos o las crisis… La política es vocación de servicio, diaconía laical que promueve la amistad social para la generación de bien común”.

La Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, en su Nota doctrinal sobre la conducta de los católicos en la vida política, afirma que “Elegir como representante al candidato de un partido que ataque alguno de estos principios, aunque se considere el mal menor, sería una incoherencia”.

El documento de la Congregación para la Doctrina de la Fe menciona específicamente que los cristianos no deben votar por aquellos partidos que defiendan o toleren de cualquier forma “el aborto o la eutanasia”. Tampoco se puede apoyar a quienes promueven leyes que atacan a la familia a través del ataque al matrimonio monogámico entre personas de sexo opuesto.

En tal contexto, hay que añadir, reitera, que la conciencia cristiana bien formada no permite a nadie favorecer con el propio voto la reali­zación de un programa político o la aprobación de una ley particular que contengan propuestas alternativas o contrarias a los contenidos fundamentales de la fe y la moral.

En el caso del aborto y la eutanasia, la Iglesia enseña que es pecado grave. En este sentido, san Juan Pablo II, en la Encíclica Evangelium vitae en el n. 73 declara, respecto de decisiones judiciales o leyes civiles que autorizan o promueven el aborto o la eutanasia, que existe “una grave y clara obligación de oponerse por la objeción consciente. En el caso de una ley intrínsecamente injusta, como una ley que permite el aborto o la eutanasia, nunca es lícito por tanto obedecerla, o participar en una campaña de propaganda a favor de tal ley o votar por ella’”. Aquí reitera que no se puede votar por un candidato que apoye leyes que atenten contra la vida humana.

Con relación a la recepción de la Comunión de los cristianos católicos, ya sean candidatos a alguna denominación o votantes, el papa emérito Benedicto XVI, en la carta enviada a los obispos de los Estados Unidos con ocasión de la participación de los cristianos católicos en la vida pública afirma que “un católico sería culpable de cooperación formal en el mal, y tan indigno para presentarse a la Sa­grada Comunión, si deliberadamente votara a favor de un candidato preci­samente por la postura permisiva del candidato respecto del aborto y/o la eutanasia”.

Por todo esto que hemos comentado, recomendamos a todos los candi­datos presidenciales ya los cargos legislativos, a definir su posición respecto de la vida y su defensa, el aborto, el matrimonio y la familia y las políticas de población, ya que si son católicos nunca deben apoyar ninguna ley ni política contrarias a nuestros principios cristianos, y, ade­más, sepan que los cristianos no apoyaremos a ningún candidato que vaya en connivencia con las políticas que contradigan estos principios, que es contradecir la dignidad humana y, en suma, el bien común.

 

El autor es Dr. en Teología Moral, Magíster en Bioética, Vicario Episcopal de Pastoral Familia y Vida Arquidiócesis de Santo Domingo, Párroco de Divina Providencia y Director del Colegio Arroyo Hondo.

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