El sonido del verbo hecho fuego

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El fuego es un signo complejo

de devastación y purificación.

 

Para purificar lo impuro

su naturaleza

debe ser transformada.

 

El fuego cambia las complejas

relaciones internas de la materia,

la convierte en otra cosa,

así pasa con el espíritu.

 

Ahora bien.

¿Cómo puede ser sometido a fuego el espíritu intangible?

La conciencia pura

cuando despierta tiende a armarse

de entendimiento, juicio y razón, valores que al encontrar

lo inmisericorde del quehacer

de su humanidad carnal,

sirve de juez propio.

 

El fuego de la justicia aflora

desde lo recóndito del alma humana: la conciencia;

e interpela los mecanismos

esclavos de las debilidades

inherentes a nuestra naturaleza.

 

Todo hombre nota

el grito de la conciencia.

Unos lo apagan con justificaciones efímeras.

 

Los que quieren crecer

escuchan con delicadeza

y reconocen desde dentro su voz,

el sonido del “verbo”

que les invita al retorno,

al origen de la grandeza: nuestra razón de ser!

 

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