En mis clases de Antropología Cristiana en la PUCMM, les digo a mis alumnos lo siguiente, cuando tratamos el asunto relativo a la guerra: ¨La guerra es una violencia racional, es una sistemática de la violencia con el fin de imponer la voluntad a los demás. La gloria de muchos pueblos está en sus hazañas de guerra. Es un fenómeno económico, político y cultural. El que hace la guerra, pueblo u hombre, se siente más que los demás. Algunas religiones han idealizado la guerra (judaísmo, cristianismo, Islam), la han sacralizado. El soldado que murió en la guerra ofrendó su vida, pero se olvidan de que ese soldado mató y destruyó: ´´se exalta la sangre derramada del héroe, pero se pasa en silencio la sangre que él derramó. La guerra es un mal endémico, sus raíces son demasiado profundas en el ser humano, pero según el mensaje cristiano, ella debe ser sustituida por otros medios´´.

Todo esto, sin mucho esfuerzo mental, lo podemos aplicar a la actual guerra entre Rusia y Ucrania. Mejor dicho, a la invasión y declaración de guerra que Rusia le ha hecho a Ucrania. No importan los motivos que una nación tenga contra otra, la guerra de un pueblo hacia otro no lo vale. En esta actual confrontación los analistas e historiadores o estudiosos del fenómeno de la guerra entre pueblos, buscan y aducen razones, pero en sí no las hay, podrán darse explicaciones de  por qué el uno, Rusia, agrede al otro, Ucrania, pero no hay justificación por ningún lado.

Tal parece que militarmente Ucrania es menor contra Rusia. Es el pleito del enano contra el gigante. Caprichosamente Putin ha decidido ir contra esta nación. Él aduce razones políticas, basados en las últimas tentativas de Ucrania, querer entrar a la Comunidad Económica Europea y así la OTAN avanzaría más allá de donde se encuentra. 

Podemos decir que Ucrania es un pueblo libre y soberano y puede hacer lo que quiera y decidir su política exterior y hacia dónde quiere ir y con quién , pero el gobierno ruso no lo ve así, todavía sigue apegado, a pesar de años de comunismo a su pasado imperial y subyugador de los pueblos vecinos. Se siente más que ellos y ve como un peligro su libre determinación.

Pero lo triste de esta guerra es cómo la ve el mundo, cómo  la ven los gobiernos de los pueblos de la tierra, se parecen a los espectadores de una película de guerra, ven impávidos lo que pasa y no hacen nada, también la gente, acostumbrada ya a ver desastres inmediatos, gracias a los medios de comunicación y A las redes sociales, lo ven como algo más que pasa y esperan que en un momento pase, para ver otra cosa. 

En cuanto al papel de los religiosos, el Papa Francisco implorando y en movimiento con su gente para detener esto y ayudar a las víctimas, mientras los líderes religiosos ucranianos claman al mundo y a Dios. El líder de la Iglesia Ortodoxa rusa, Kirill o Cirilo, la califica como una guerra ´´metafísica´´. Se escuda a sabiendas de que da su apoyo a Putin y a la intervención, como una vergüenza más para el cristianismo en el mundo.

Pero lo triste de todo esto y de toda guerra son las víctimas, hombres y mujeres que lo pierden todo hasta la vida, niños y jóvenes que ven truncados sus sueños, todo un país y una sociedad que iban avanzando, haciendo frente a sus problemas y ahora retroceden, y no saben cuándo volverán a empezar.

Oremos por Ucrania y lo que pasa en su territorio, pero también oremos por Rusia, para que cese en su soberbia. Oremos por todos los pueblos del mundo, sobre todo las grandes potencias, que solapadamente también están presentes en esta guerra, y en este mal en muchas partes del mundo.

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