La comunidad  dominicana radicada en Estados Unidos se ha destacado  por la honradez, el amor al trabajo y la solidaridad con los familiares que han dejado aquí. Que orgullo sentimos cuando atletas, profesionales en diversas áreas y estudiantes brillantes ponen en alto nuestra bandera en suelo norteamericano. Sus triunfos son nuestros.

Pero nos duele cuando algunos de la diáspora comenten fechorías, echando lodo a la página de servicio y entrega que ha caracterizado la conducta de miles de hombres y mujeres nacidos en nuestra Quisqueya y que han tenido que emigrar en busca de un mejor destino

En esta semana fueron repatriados desde Estados Unidos 60 dominicanos más, elevando la suma a 1474 en estos ochos meses del año en curso. Algunos de los delitos cometidos por ellos fueron: tráfico de drogas, asesinatos, asaltos, secuestros, violaciones y otras acciones dolosas. Muchos llegan aquí graduados en criminalidad.

Al llegar a nuestro suelo muchos de ellos continuarán haciendo daño a la sociedad. Las autoridades deberán entonces estar vigilantes de sus acciones para impedir que vengan a incrementar nuevos elementos de violencia a la inseguridad ciudadana que padecemos.

A otros de los deportados habrá que brindarles la oportunidad de regenerarse   y  comenzar así   una nueva vida para el bien de ellos y sus comunidades de origen.

¿Cuándo los que emigran entenderán que la adquisición de riquezas fáciles va acompañada de intranquilidad y muerte?

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