Un 2026 en fe Guiados por el Espíritu

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Como todo comienzo de año, el 2026 crea una serie de expectativas, en nosotros y el mundo, que nos hacen ver y nos lanzan a nuevos horizontes, hacia nuevas formas de ver la vida y también nuestra fe. Es un nuevo comienzo, un nuevo empezar, nuevas oportunidades se nos brindan y bellas esperanzas bullen por todas partes; el optimismo es lo que se respira en el ambiente y lo positivo aflora por todos los rincones.

Sin embargo, pueden haber personas que piensen lo contrario: más problemas, mayores dificultades, los mismos líos, volverán los achaques y enfermedades, las desgracias se van a prolongar más o nuevas tragedias vendrán. En otras palabras, solo se ve una atmósfera de negatividad por todos lados, y el sentimiento de lo pésimo y negativo es lo que impera.

Pero desde nuestra fe y con cierta objetividad, debemos ver que en un año puede darse de todo, pues la vida es una mezcla de situaciones maravillosas y a veces de algunas fatales, pero en cuanto a lo que depende de nosotros, debemos entrar al 2026 con espíritu positivo, como se dice por ahí y siempre: “Este debe ser el mejor año de nuestras vidas”, y para ello contamos con la ayuda de nuestro Dios, con su presencia. 

Por algo hemos celebrado la Navidad, el nacimiento de Jesús, el Hijo de Dios que viene en nuestro auxilio, ante la fragilidad y las necesidades humanas. Es como si el Señor, días previos al primero de enero nos dijera: cosas nuevas y buenas vendrán en el nuevo año, porque Él para ello nos ha dado lo mejor de sí: a su Hijo el Salvador de la humanidad, la ayuda requerida por los hombres y mujeres de este mundo para volver a ser buenos y mejores, como desde el principio el buen Dios lo concibió.

Y ese Hijo que ha llegado a nosotros, antes de la realización plena de su obra salvadora en la cruz y por la resurrección, nos dejó su Espíritu. Esa tercera persona amor, que desde los comienzos de la fe nos acompaña y guía, nos dice por dónde debe transitar nuestra existencia y qué es lo que debemos hacer, en consonancia con lo que Dios quiere de cada uno de nosotros. 

En este 2026 no estamos solos: el Espíritu Santo desde siempre nos acompaña, ese será nuestro compañero de camino en este nuevo año. El asunto está en que nos dejemos conducir por él y ese ideal y perspectiva de buen año, seguro se hará realidad en nosotros.

En el mundo hay muy buena expectación para este año nuevo. A nivel económico se espera crecimiento en las naciones y continuidad en las que en años pasados se ha dado como la nuestra; se está en diálogo permanente con las naciones y grupos en guerra, y buenos resultados de paz se aguardan para este 2026, este es el slogan de nuestro Papa León XIV, constantemente habla de ello. 

Esperamos que estos augurios de este comienzo se den, y trabajemos para que se realicen, pues es con el concurso de todos que los grandes objetivos mundiales para este nuevo tiempo se pueden lograr. 

Que el Dios de la paz y el amor habite en nosotros a lo largo de todo este año. Que nos cuide y proteja y cada uno de nosotros logre sus sueños, objetivos y planes en este 2026, y que todos tengamos un venturoso y feliz año nuevo… ¡¡¡FELICIDADES!!!