En los próximos días elegirán a los personajes del año pasado. De seguro serán famosos, con méritos para ser galardonados. Recibirán aplausos en ambientes de gala, con publicidad para los patrocinadores. Resalto, eso sí, que muchos de estos reconocimientos se otorgan de buena fe y buscan motivar el servicio al prójimo.

De mi parte, cada enero publico mi “lista alternativa”. Durante 12 meses voy observando y

eligiendo. Sus nombres no trascienden, aunque sí sus acciones, tan heroicas como desapercibidas.

Para escribirla, siempre me inspiro en la canción Ronda en las viejas ciudades, popularizada por

Alberto Cortez. Nos recuerda que la historia que nos cuentan habla de reyes y grandes batallas, pero nadie describe la morada donde amasaba pan el panadero y su mujer hilaba.

–Antonia, con mucho sacrificio, alquiló un pequeño local e inició un negocito de vender ropa usada. Tomó un préstamo de un usurero para comprar pantalones, faldas y zapatos. Estaba feliz; juraba que ahora podría mantener a sus cuatro hijos menores. El día antes de abrir su humilde tienda, el huracán Melissa inundó toda la zona, llevándose en un santiamén el sueño de Antonia. No se quejó. “Me levantaré con la ayuda Dios”, determinó. Y así lo hizo. Trabajó más y más, pagó sus deudas, su prole está feliz y hoy está pensado en abrir otro puesto similar.

–Venancio es agricultor. No recuerda cuándo nació. Su esposa está enferma y su hija se escapó, dejándole tres nietos a su cargo. Busca trabajo en las fincas, dispuesto a desyerbar, sembrar o hacer lo que sea en la cosecha; pero siempre escucha lo mismo: “Viejo, aquí no hay nada”. A su edad sabe que puede caerse y no levantarse jamás: es diabético, sufre del corazón y no tiene ni siquiera para la pastilla del día. “Daría mi vida para poder mantener a mi mujer y a mis nietos”, piensa, al borde de la desesperación.

-Es enfermera, labora en un hospital de la frontera. Con frecuencia recibe a personas gravemente lesionadas. Las atiende con profesionalidad, amor y dignidad, sin importar su condición económica, raza o religión. Ha pasado momentos muy duros: varios han muerto en sus manos, siendo ella su única compañía, sin un último adiós de sus familiares. Su vida constantemente está en peligro, pues en ocasiones llegan revoltosos heridos tras riñas; pero cumplir su deber está por encima de todo.

Estos son mis personajes del año que nos dejó. No olvidemos que los anónimos, los sin voz, también nos ofrecen grandes ejemplos. Y es posible que uno de ellos esté a nuestro lado y no nos demos cuenta. ¡Valoremos la trayectoria de esos héroes ignorados!