Dios viene a nuestra casa

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Diác. Ysis Estrella Román

“El Señor está contigo” (Lc 1,28)

En el cuarto domingo de Adviento, la Iglesia nos invita a dar un paso más profundo: no solo a esperar, sino a acoger. El anuncio del ángel a María nos revela un Dios que no se queda lejos, sino que entra en la historia concreta, en la vida cotidiana y en el hogar. “El Señor está contigo” no es solo una palabra para María, es una promesa para cada familia que abre su corazón a Dios.

María y José nos enseñan que acoger a Dios no siempre es fácil. Implica confianza, silencio, obediencia y disponibilidad. Ellos no tuvieron todas las respuestas, pero creyeron. En esa fe sencilla, Dios encontró espacio para hacerse carne. Así también hoy, el Señor quiere nacer en nuestras casas, en medio de nuestras realidades, con luces y sombras.

El Adviento nos recuerda que preparar la Navidad no es solo organizar celebraciones externas, sino revisar el interior del hogar: la forma en que nos hablamos, cómo nos perdonamos, cómo compartimos el tiempo y cómo cuidamos unos de otros. Allí, en lo sencillo, Dios quiere habitar.

Cuando permitimos que el Señor entre en nuestra casa, Él transforma el miedo en confianza y la incertidumbre en esperanza. Su presencia no elimina las dificultades, pero les da sentido y dirección. Dios viene a caminar con nosotros.

Pidamos la gracia de recibir al Emmanuel, “Dios con nosotros”, con un corazón abierto y disponible. Que, al acercarse la Navidad, nuestras casas se conviertan en lugar de acogida, de fe y de amor, donde Cristo pueda nacer y permanecer.