Por: Isabel Valerio Lora, MSc.   Email:isabelvlora@gmail.com

“La auténtica religión busca promover de toda forma posible la unidad y la paz de la familia humana”. Juan Pablo II.

Para muchas mujeres en el mundo, sin importar su cultura, clase social, estudios o nivel de conocimientos, el fin de año puede ser una mezcla entre alegría, olas de estrés, presión social, angustia, fatiga, melancolía, malestar e insatisfacción. ¿Por qué se sienten así?

Porque las fiestas de fin de año se han convertido en un negocio. Las imágenes en Instagram muestran eventos lujosos, regalos costosos, vestimentas de última moda; lo que implica presión financiera y emocional para una mujer de presupuesto limitado, que si se lleva de sus emociones, inicia enero con muchas cuentas por pagar.

Porque quizás tiene que compartir con familiares con quienes no tiene una relación cercana o tiene conflictos no resueltos. Lo que crea síntomas anticipados de ansiedad.

Por la nostalgia que aflora pensando en los que no están, sobre todo si se han tenido pérdidas o rupturas recientes.

Por la sobrecarga de actividades que agobian, física, psíquica, emocional y económicamente.

Por enfocarse en las metas que no se lograron, los planes no seguidos, etc.

Por querer encargarse de todo, controlar todo y ser el soporte para todos.

Sugerencias:

Planifica tus actividades familiares con tiempo. No compares tu evento con el de otro. Cada quien celebra de acuerdo a lo que tiene y puede. Con las personas que pueda celebrar, sin presiones externas.

Haz un presupuesto realista, de acuerdo a los ingresos que se tienen para eso. Si es un compartir en familia, pueden dividir los gastos entre todos y así no se sobrecarga nadie. Enfoquen en lo que realmente se puede comprar o hacer y no en lo ideal. Recuerda que una buena ilusión te puede traer una gran preocupación.

Con relación a los regalos, no todos pueden darse ese lujo. Si no disponen de dinero, pueden hacer un intercambio de tarjetas en la familia. Es un medio para incentivar la creatividad de todos.

Los encuentros deben ser lo más armoniosos posibles. Si hay rencillas o conflictos, es mejor resolverlos antes de encontrarse.

Con relación a los sentimientos de tristeza por los que no están o por las pérdidas que se han tenido, es bueno expresar ese dolor, no esconderlo. Tener alguien de confianza con quien desahogarse, hacer un ritual en homenaje a esos seres, todo lo que te haga sentir mejor.

Aprende a priorizar, no todas las invitaciones deben ser aceptadas. Recuerda que el exceso de compromisos incrementa los sentimientos de ansiedad. Aprende a decir no.

No te enfoques en lo que no se consiguió o en las pérdidas del año. Valora tus aprendizajes y el esfuerzo que pusiste en todo.

Aprende a delegar, no asumas el protagonismo de todo. Si lo haces así, todos disfrutan y nadie se sobrecarga.

Que estas fiestas sean un compartir sano, demostrando amor sincero, en donde prevalezca el bienestar de todos. Recuerda, a pesar de las sugerencias tu malestar persiste, busca ayuda profesional, te será de gran ayuda.