El mundo del entretenimiento se ha diversificado y masificado tanto, con resultados sumamente sorprendentes, ayudado por la tecnología y un público ávido de ver cosas nuevas y diferentes, y actualmente desde un reflejo o un escenario parecido a lo que vive o a lo que quisiera vivir. En gran parte en esto radica el éxito que ha tenido el “reality show” la Casa de Alofoke, que se convirtió en un fenómeno de atención, en el público consumidor de estos entretenimientos en nuestro país.

Ahora, fuera de su influencia mediática y de show, la gente ha cuestionado su contenido, por las palabras y escenas vulgares que cuentan que allí se dieron, lo que consideran que no es bueno para los que allí como espectadores se dieron cita; comunicadores y hasta grupos eclesiales se manifestaron en su contra, pero de nada valió, el espectáculo continuó hasta su final.

La capacidad de atención que captó fue muy impresionante, gente que se desvelaba e incluso pagaba para avalar a algunos de los participantes, en el pulsear que allí se daba. Casi todos piensan que lo que allí se da es totalmente real, pero se olvidan que es un espectáculo, un show que debe provocar atención, expectación, captar de manera total al que los está mirando. En realidad, allí se explota el morbo, lo sensual y sexual, y muchos elementos bajos y hasta inmorales que en sí deben de ser repudiado por la sociedad en su totalidad, pero no lo es, pues al público le gusta eso, y por eso lo exponen, y “si el pueblo pide pan, no le den tableta”.

La gente entonces se encierra en ese universo mediático y de distracción, que les lleva a escaparse de su realidad, a desocuparse de la misma, a los poderes socio-políticos e intereses de turno les encanta y beneficia tal situación. Llegan a auspiciar y apoyar programas y medios como estos. 

Entonces asistimos a una desconexión de los problemas que le aquejan y necesitan soluciones:   problemas familiares, sociales y hasta personales, y los poderes e intereses citados hacen y deshacen sin que nadie los interpele o les importe, y tienen a una sociedad más fácil de explotar y abusar.

Por eso, mientras la gente veía la Casa de Alofoke, ocurrieron una serie de situaciones en la sociedad dominicana, que merecían en ese momento y aún merecen la atención nuestra, pero nadie dijo o ha dicho nada, porque todo mundo estaba en otra cosa. Por ejemplo, hubo en ese tiempo un “black out” del sistema eléctrico y se tomó tan suave como si fuera un apagón más, y al día de hoy a nadie le ha importado saber a ciencia cierta la real causa del mismo. 

Los casos de corrupción en gente de gobierno y de autoridades envueltas en casos de narcotráfico, se han seguido dando y salieron a la luz en esos días y todos siguieron tranquilos viendo el evento; una autopista recién terminada, inmediatamente ya tiene problemas o vicios de construcción y la noticia ha pasado sin más; el gobierno se sigue endeudando; los feminicidios continúan, los accidentes en las vías se multiplican, etc., y así pudiésemos citar más situaciones, que en todo ese período se han dado, y nadie, por estar ocupados viendo el circo mediático de ese caballero y sus personajes de feria, no supo, no le interesó, pero la situación ahí está y persiste, y ojalá no paguemos mal las consecuencias.