-Pedro Domínguez
¡Qué relativo!
Guardaba en la caja fuerte de su habitación, una gran colección de lujosos y costosos relojes. “Se los enseño a mis amigos dos o tres veces al año y de inmediato vuelven a su seguro escondite”, me dijo. “Morirás sin ver la hora, las manecillas del reloj de tu vida están encadenadas y oxidadas”, le respondí.
Lo que aparenta ser lujo y abundancia, suele entorpecer caminar, empaña de polvo nuestras miradas, atrofia, distrae, marchita cerebros, carcome sueños y dificulta decidir con rapidez. Difícil es galopar entre luces y oro y no cegarnos con el resplandor. No hace falta lo que sobra y sobra lo que no hace falta.
El valor de lo material es el que le damos en nuestro corazón, no el que tiene etiquetado o el que la fama pretende otorgarle. No se acapara el paisaje ni siquiera en retratos; el panorama pertenece al que lo aprecia.
Para un campesino un buen tractor tiene más relevancia que el “Guernica” de Pablo Picasso. Y yo, en no pocas ocasiones, prefiero escuchar “Las siete pasadas” de Tatico Henríquez, que “Las Cuatro Estaciones” de Vivaldi.
Una vez leí que “solo se tiene lo que se comparte”. Solo siendo se le da buen uso a lo poseído; compartiéndolo, no teniéndolo. El verbo “tener” debilita su significado cuando se compara con el verbo “ser”. Si piensas distinto vivirás amargado, nunca estarás satisfecho. Nos canta Silvio Rodríguez: “¡Qué se puede querer si todo es horizonte!”.
Hace días, en el museo del Louvre de París, hubo un robo de joyas que los entendidos afirman tienen un “valor incalculable”. Eran de la monarquía francesa del siglo XIX, incrustadas con miles de diamantes y otras piedras preciosas, pertenecientes a las emperatrices María Luisa y Eugenia y a las reinas María Amelia y Hortensia.
Perdonen las siguientes interrogantes, que hasta me duele hacerlas, porque amo el arte. ¿Quiénes son conscientes de la importancia cultural e histórica de las piezas sustraídas? ¿Esa noticia es de interés para cientos de millones de humanos que habitan en un mundo de guerras, hambrunas, injusticias, amenazas e intolerancia?
A leer los comentarios en las redes sociales es evidente que hay más interés en la forma del robo que en lo robado. Ya imagino a la industria del cine contratando guionistas para filmar películas, donde los protagonistas serán los ladrones y no los objetos que se llevaron. Ojalá pronto atrapen a los asaltantes y recuperen las alhajas, las cuales, en tal caso, serían más conocidas y visitadas gracias al hecho delictivo.
Finalmente, te pregunto, apreciado lector: ¿qué valora usted en la vida? Su respuesta lo definirá, desnudará su personalidad. El valor de las cosas: ¡qué relativo!