-Pedro Domínguez
La tolerancia con responsabilidad define al ser humano y a las naciones. Su ausencia es la principal causa de disputas familiares, conflictos en las instituciones, crímenes y absurdas guerras. Por ello, en mis redes sociales condené el asesinato de Charlie Kirk y la barbarie en Medio Oriente, donde la culpa está compartida, aunque por lo que ahora sucede en Gaza, se inclina a un bando.
Al respecto reflexioné: “Los intolerantes ‘odian’ y ‘aman’ sin comprender los límites de ambas palabras. Son incapaces de escuchar y de respetar al que piensa distinto. El fanatismo les impide ser felices y tener sano juicio”.
De inmediato inició un constructivo intercambio de ideas, reflejando tristeza y preocupación por lo que ocurre en el mundo. Nadie se refería a la ideología, raza o credo de las víctimas, pues eso era secundario, lo trascendente era el hecho de que los asesinaran porque opinaban distinto, o porque no tenían derecho a vivir en su propia tierra.
Escribían: “Hermano Pedro, estamos en tiempos bíblicos. Es la lucha del mal contra el bien. ¡Pero contra Dios, nada! ¡Yo sé que (Kirk) está hoy mismo en el paraíso!
Otros respondían: “Se están viviendo tiempos muy difíciles y complicados, donde la retórica de odio y violencia es lo que está predominando. Dios tenga misericordia y piedad”.
Nadando entre tales desahogos, me detuve en uno con otra óptica, pero decente, con altura. Cito: “Muy lamentable. Y también es bueno recordar a Melissa Hortman y su esposo, quienes fueron asesinados hace dos meses en su casa, por razones similares. Y en el caso de ella, era una funcionaria pública que no tenía las ideas de defender las armas, fomentar el racismo y la misoginia, o condenar la empatía, como era el caso de Kirk. Lo más lastimoso de la muerte de Kirk (aparte de la tragedia familiar y para sus hijos) es que era joven, y no tuvo tiempo de posiblemente crecer y madurar en sus visiones y campañas, así que su legado va a ser uno de división y de apoyo a la opresión. Se están viviendo tiempos donde la retórica de odio y violencia predomina. Dios tenga misericordia y piedad. Hay que apostar a la paz”.
Ser tolerantes es comprender que no necesariamente tenemos la razón, sin renunciar a defender nuestras convicciones con gallardía; es aceptar la personalidad del otro, siempre y cuando sus actuaciones no perjudiquen a terceros; es valorar al prójimo por sus hechos, no por su condición.Este artículo titulado “Diálogos socratolerantes” (inspirado en el filósofo Sócrates) se enfocó en tratar una verdad agobiante, que en estos tiempos resalta más: la intolerancia del Homo sapiens. La humanidad no madura.