Isabel Valerio Lora, MSc
″La felicidad es el gozo de la verdad y se encuentra en la posesión de Dios”.
San Agustín.
Según Marián Rojas Estapé, la felicidad es un estado de bienestar resultante de un equilibrio entre las expectativas y la gestión de la vida presente, marcado por la capacidad de vivir el presente después de haber superado el pasado, mirar al futuro con ilusión y encontrar un sentido vital.
Muchas personas piensan que al pasar los años tienen más estabilidad emocional, esto lo contradicen diversas investigaciones que han descubierto que nuestra felicidad no sigue una línea ascendente constante.
Existe un momento en la vida en el cual la satisfacción personal alcanza su punto más bajo. No se trata de la adolescencia ni de la adultez tardía, es el valle emocional que ocurre a los 47,2 años, edad en la que socialmente se considera que estamos en el apogeo de la vida, sin mirar muchas veces el desgaste emocional que acarreamos en silencio. Es por eso que se ha denominado etapa gris o decadencia de la felicidad.
La “etapa gris” ocurre alrededor de los 47 años, en la crisis de la mediana edad, y se refiere a un periodo en la vida donde la felicidad y el bienestar subjetivo alcanzan un punto bajo, según investigaciones del National Bureau Of Economic Research (NBER). Este fenómeno se caracteriza por presiones laborales, responsabilidades familiares, dudas existenciales y un descenso en la satisfacción personal.La caída en la felicidad no se debe únicamente al estrés externo, sino a una transformación interna, expresaron los investigadores. Lo bueno es que esta caída en la felicidad no es permanente, la felicidad tiende a recuperarse en los años posteriores, por medio de la inteligencia emocional, que tiende a fortalecerse con la edad, nos ayuda a gestionar nuestras emociones y a manejar obstáculos a través de la resiliencia.