Por: José Jordi Veras Rodríguez.
Podemos tener una vida marcada por circunstancias que nos golpean o por situaciones que te ponen a prueba, pero eso, más que una definición de derrota, será un mensaje de victoria.
Para aquellos que hoy o ayer, fueron pisoteados de forma injusta, el día que serán redimidos, llegará, no por la venganza ni la rabia, ni la ira, sino por la sonrisa que deja la gloria de Dios cuando obra ante los ojos del mundo que está a tu alrededor.
No te descanses en quienes no confiaron en ti. Sino en ese Dios que te levantará luego de haberte visto en el suelo. Es quien te sanará de tus heridas y golpes recibidos y esto lo hará para mostrarte también su presencia a todos y a ti, que la fidelidad que le has tenido, tiene su recompensa. Y todo para que su gloria se haga evidente.
Bien nos lo recuerda en 1 Juan 5:4, cuando dice: “Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe”.
Busca que a través de salir delante de toda prueba, no lo tomes con arrogancia y petulancia, sino con sencillez, porque siempre debes recordar que la respuesta ha sido de Dios y tú, solamente, has sido ese instrumento que Él ha utilizado para que se vea que puede levantar un corazón golpeado y hacerlo y moldearlo sin males, reestablecido. Solo necesitas tener paciencia y esperar su tiempo, recordando que la fuerza tuya te llega a través de la oración.
El Todopoderoso exalta a quien ha sido aplastado y a quien se ha buscado hacer cenizas de la leña que ha sido quemada, una y otra vez, porque busca El quiere plasmar su mejor obra en ti, levantándote y restaurándote. Y de todo eso que ha hecho Dios en ti, darás testimonio y todo el mundo podrá ver cómo floreces en medio del fango. Todo por el gran amor de Dios hacia ti y todo el que lo alaba.
No olvides, que tú saldrás del pozo en que caíste o en el cual te echaron, no te dejará ahí adentro, sino que te sacará de ahí, porque tú has decidido extender tu mano para que Él te la tome y para guiarte. No lo dudes. El se hará evidente en ti, y toda la gloria sería, no para ti, sino para Él. Quien descansa en Él, no quedará defraudado.
El que se humilla, es exaltado, es sacado del fuego, y saldrá redimido por Jesús, porque ha decidido creerle al que una y otra vez, ha sido capaz de hacer en otros corazones y los ha podido transformar, y ha hecho de esos golpes, un ámbito de sabiduría.
No es necesario hacerte notar, porque Él se encargará de que otros te vean y no por ti, sino para que todos puedan observar cómo es posible hacer de un ser humano ordinario, uno que será inquebrantable. Con un corazón justo, sin venganza ni soberbia, sino teniendo un corazón redimido.
Que quien a esta persona se acerca no sentirá intranquilidad ni inquietud, sino paz.
Solamente, busca resistir ante todo embate, porque quien se humilla es exaltado y levantado de las ruinas. Nunca negocies tu alma, y deja que el amor de Dios sea el que se imponga. Quien te da el valor, siempre será el que ha permitido que hoy muestres tu gran victoria.