Por: José Jordi Veras Rodríguez.
Un día como hoy, 3 de agosto, pero del 2007, vino al mundo, Mauro, nuestro hijo. En ese momento y con el pasar de los años ha sido ratificado con cada día, fue una de dos mayores bendiciones que el Todopoderoso nos regaló, a su madre y quien escribe y a todos aquellos que dentro de nuestra familia y seres queridos, sienten por él.
Hoy es su cumpleaños número 18 y desde que vino al mundo, expresó todo lo que sería: bondadoso, sincero, leal, respetuoso, sencillo y humilde.
No podremos olvidar nunca que Mauro llegó luego de su hermana, que para que pudiera nacer, habíamos sido descartados, su madre y quien escribe, para concebir hijos. Dios fue capaz de regalarnos, no una, sino dos, y él llegó, al igual que Miranda, sin esperarlo, aunque fueron fruto de mucha oración, porque donde ya ni lo humano ni la ciencia llegaba. Él se manifestó en uno y el otro.
Nuestro hijo Mauro, es una de las razones por las que le pedimos a Dios hace quince años, mientras sentíamos que la vida se nos iba, pedimos por él y su hermana, y que nos dejara vivos para disfrutar de ellos y de sus mejores momentos. Nuestro Señor cumplió, volviéndonos a la vida y lo ha hecho a través de los años con cada etapa que hemos podido experimentar junto a él.
Hace poco, vivimos, cuando fuimos a retirar el certificado del Ministerio de Educación que acreditaba a nuestro hijo, de que había culminado sus estudios en la escuela. Aquel fue un momento emotivo y grandioso, porque nos trajo a la memoria cuando Mauro siendo un niño entró a la escuela, nos llegaron todos esas imágenes a nuestra cabeza de sus participaciones en actividades y de la convivencia durante todos estos años con sus compañeros y profesores. No pudimos evitar llorar de alegría y nostalgia porque solo Dios y quien nos conoce, sabe todo el trajinar que hubo que atravesar en todo este tiempo y encontrar una institución como el Iberia que permitió con él, aplicar la inclusión que por su condición de Asperger, para esos años, había mucha dificultad que escuelas admitieran.
Vivimos orgullosos de nuestro hijo Mauro, porque ha sabido no solo enseñarnos con su comportamiento y conducta ante los demás, a nosotros, sino a sus amigos, profesores, familiares y seres queridos. Es un ser humano hermoso, con mucha fortaleza, pasión, sensibilidad, y creativo. Siempre tiene algo con qué sorprenderte en buena forma. Tiene una manera delicada de tratar a los demás y hacerlo sentir importante.
Hoy deseo agradecer a Dios por su vida, porque ha hecho posible los milagros en su corta existencia y lo que más deseamos es salud para él. que siga manteniendo ese enorme corazón y alma que posee y que siga siendo conducido por la luz divina y que le siga llenando de esa sabiduría la cual utiliza para el bien.
Deseamos terminar este escrito, recordando lo que nos dice Lucas 1;37: “porque nada hay imposible para Dios”. Nosotros creímos, oramos, esperamos, y Él supo recompensar de la forma más maravillosa con la vida de Mauro. A quien amamos y queremos con toda nuestra alma. Felicidades querido hijo. Gracias Dios.