william arias
Todavía en este mes de julio no hemos salido del asombro en cuanto al nuevo Papa de nuestra Iglesia y la brevedad del cónclave donde fue elegido. León XIV ha llegado a la Iglesia, y ha sido de mucha alegría su recibimiento, pues nadie pensó que el Cardenal Robert Francis Prevost Martínez, quien dirigía el Dicasterio para los Obispo y presidía la Pontificia Comisión para América Latina, nacido en Estados Unidos, del padre agustinos, misionero, antiguo Obispo de la Diócesis de Chiclayo en Perú y nacionalizado en ese mismo país, iba a resultar ser elegido el Pontífice número 267 de la Iglesia.
Para su elección, algunos destacan que influyo mucho su manera de ser, pues se le ve como una persona afable, sencilla y llevadera, diría que hasta se le nota cierto dejo de timidez. Se señala que es un hombre bien preparado, con capacidad de dirigencia, ya que fue por dos períodos superior general de su congregación religiosa; hombre de mucho equilibrio peor abierto y en la línea del Vaticano II. Me atrevería a decir, que esa mezcla de latitudes influyó también, pues es norteamericano con talante teológico y pastoral latinoamericano. Con experiencia de pastor con olor a oveja, y hombre de Iglesia en salida, ya que ha sido un misionero a lo largo de gran parte de su vida.
Eligió llamarse León XIV, muy en la línea del anterior Papa León XIII quien desempeño su labor pontifical a finales del siglo XIX y principio del XX, fue el Papa de la revolución industrial y de los obreros, forjador de la Doctrina Social de la Iglesia, con aquella famosa Encíclica ´´Rerum Novarum´´, donde pone a la Iglesia al lado de los trabajadores los más sufridos y explotado dentro del sistema capitalista de entonces y del capitalismo salvaje de hoy. León XIV al preguntarsele por qué la elección del nombre subrayó, que a León XIII le toco la gran revolución industrial de entonces y a él le corresponde la gran revolución digital y de cambios de este momento de la historia de la humanidad.
Muchos quisieran que él siguiese los mismos lineamientos de Francisco, del cual era su servidor y amigo, otros no, pero él marcará sus propios pasos en base a las necesidades y problemáticas que se le presente No debemos pretender que él sea una reproducción de Francisco, aunque fueron grandes amigos y había mucha sintonía pastoral entre ambos, ni tampoco pensar que volverá atrás hacia viejos caminos recorridos y agotados; él se dejará guiar por el Espíritu que le ha elegido, y sabrá lo que ese mismo Espíritu quiere de él, las respuestas que debe dar ante las situaciones nuevas que se le presenten a la Iglesia.
En sus primeras palabras ha invitado a la paz, pues este es un mundo en guerra amenazados por guerras mayores y hasta totales. En la homilía de la inauguración de su pontificado decía, que debemos respetarnos, sin miedo los unos a los otros, incluso sin temor al que es diferente, pues esta situación de miedo al otro, sobre todo al diferente, es lo que lleva al irrespeto del otro en su dignidad, y como claro está, llega a la Iglesia que esta en medio del mundo.
Oremos siempre por el Papa León XIV, y que el Espíritu que le eligió para presidir a sus hermanos en la fe y pastorear con amor las ovejas y corderos del Señor, le asista en tan gran labor.