Por Conferencia de Obispos Católicos de Cuba 

En el mensaje titulado «Peregrinos de Esperanza», con motivo del Año Jubilar convocado por el Papa Francisco, los Obispos Católicos de Cuba hicieron un profundo análisis de la realidad nacional, destacando la erosión de la esperanza entre los cubanos y realizando llamado a pensar en las cuestiones que afectan el día a día de los cubanos.

El documento, que se publica este domingo 15 de junio, Solemnidad de la Santísima Trinidad, va más allá de la reflexión espiritual y se adentra en las duras circunstancias que vive la población, estableciendo un puente claro entre la fe cristiana y la necesidad de transformación.

Hacen un llamado al «concurso y la responsabilidad de todos los hijos de esta tierra, sin exclusiones ni respuestas preconcebidas o ideológicas», valorando la «diversidad de puntos de vista» como riqueza para la patria. Citan al Papa Francisco: «tender puentes y trabajar por un ambiente de auténtica paz que exige una sincera voluntad de diálogo, animada por el deseo de encontrarse más que de confrontarse».

Afirman que la realidad «pide no quedarnos únicamente en los análisis… Nos exige cambiar el rumbo de esta situación». Señalan que este reclamo es «fundamentalmente a los que tienen responsabilidades más altas a la hora de tomar decisiones para el bien de la nación». Piden crear un clima «sin presiones ni condicionamientos internos y externos» para llevar adelante «los cambios estructurales, sociales, económicos y políticos que Cuba necesita«.

¡No tengamos miedo de emprender nuevos caminos!

Reiteran que Jesucristo Resucitado es la fuente de la «verdadera esperanza cristiana», pero enfatizan que es «deseable, legítimo, digno del hombre, que todo ser humano pueda vivir y trabajar en paz, realizar sus sueños… progresar integralmente».

…el horizonte de la esperanza se desdibuja y la tristeza se apodera de nuestros corazones.

Mencionan explícitamente a los pobres, ancianos abandonados, personas en la calle, quienes buscan comida en la basura, padres angustiados por el futuro de sus hijos, personas sumidas en adicciones y quienes «no sienten que pueden expresar libremente sus convicciones». Concluyen: «Con desesperanza y sin alegría no hay futuro para ningún pueblo».

Renuevan su llamado a intensificar la oración por Cuba y animan: «¡No tengamos miedo de emprender nuevos caminos!«, pidiendo dejar a un lado «resistencias, desconfianzas y temores».

El documento de los obispos, firmado en La Habana, resuena como una voz profética que articula el malestar y la urgencia sentida por amplios sectores de la sociedad cubana. Al conectar la esperanza cristiana del Jubileo con la invitación al dialogo y la transformación, posiciona a la Iglesia como un actor relevante en el llamado a construir un futuro para la isla. El mensaje «Peregrinos de Esperanza» se convierte así en un texto de referencia para entender el momento que vive Cuba y las vías que, según sus pastores, podrían conducir a la renovación de la esperanza colectiva.