Por: José Jordi Veras Rodríguez.
Cuando nuestros padres tomaron la sabia decisión de enviarnos junto con mis hermanos a estudiar al Instituto Iberia, no podíamos imaginar la cantidad de lazos de familiaridad y amistad que se formarían con los años. Esto conllevó que siguieran nuestros hijos estudiando en este centro de educativo de primera y luego siguieron nuestros sobrinos, en fin, generaciones tras otra pasaron por las filas, desde Don Pepe, Don Víctor, hasta llegar al actual director, Víctor Martínez Portela, quien ha sabido asumir el legado de sus antecesores de forma brillante.
Si bien es un espacio privado, ha contribuido grandemente con entregar excelentísimos y grandes profesionales a través de su historia en este país, y que hoy están diseminados en todas partes. Ha logrado situarse en muchas de sus áreas académicas con gran renombre a nivel nacional y donde quiera que llegue un o una iberiana, es reconocida por la enseñanza adquirida. Lo mismo, a base de esfuerzo, ha podido establecer su sitial en el aspecto deportivo, específicamente, el fútbol.
El método utilizado ha sido haberle inculcado a cada estudiante la disciplina del estudio, de los deberes, del compañerismo y del conocimiento cultural y académico a los más altos niveles.
Al momento que escribimos este artículo, a nuestro hijo, Mauro Ernesto, le restan días para despedirse de haber formado parte como estudiante desde que ingresó a penas un niño, hoy ya todo un adolescente casi tocando la adultez. Con su salida, marcaría, años y años acumulados y apreciados, donde su padre, sus tíos y primos, tuvieron el gran privilegio de formar parte de este instituto.
La preocupación histórica que ha tenido el Iberia por formar hombres primero, cuando solamente era de varones, y hoy, mujeres por igual, de que en su mayoría sus estudiantes salgan, no solamente, con un conocimiento académico como requisito para su siguiente paso en la vida, sino, que han buscado que ese que ayer llegó, siendo niña o niño, salga una mujer y hombre de bien, que aporte a la sociedad, que pueda tener sobre su realidad como país, en mayor amor por los recursos naturales y el Medio Ambiente; que no se vinculen a los prejuicios y exista el respeto entre ellos como estudiantes, sus padres y al comunidad misma; que puedan aportar en lo cultural, el arte y hacer con pasión todo aquello que emprendan.
Algo que se mantiene a través de cada director que ha existido a través de su historia, es el agradecimiento hacia cada uno que ha dirigido dicha institución educativa, que siempre son tema de referencia por cada estudiante, en cada ámbito del aprendizaje, que sobrepasa lo académico.
Es importante cuando los estudiantes pueden lograr identificarse con su centro educativo y del cual pueda sentirse orgullosos y que la mejor muestra, es que más allá del conocimiento, hayan podido asimilar los mejores valores aprendidos a través de los años de formación y de vivencias con profesores y personal administrativo que se convierten en una parte más de sus familias. Eso es parte de la experiencia de haber pertenecido a una institución que cumplió su papel de forma integral.
Podemos comprender la nostalgia que desde hace semanas ha sentido nuestro hijo, porque es como despedirse de una parte de su vida y de la cual formó parte todo este tiempo. Donde también pasó parte de su vida y llegó a estar más tiempo diario en sus jardines y estancias que en su propia casa. Despedirse de esto, nunca es fácil para la gran mayoría, porque es donde han estado tus mejores amigos forjados y formados en las aulas y fuera de ella; donde has creado raíces con tus educadores. Son vinculaciones que llevarás por siempre en tu mente y corazón y formarán de tus mejores momentos de existencia.
Te entiendo querido hijo, porque aún luego de haber salido hace tantos años, aún recuerdo lo que supuso en nuestra enseñanza como estudiante y personal, haber pasado por las manos del Instituto Iberia y en nuestro caso de Don Pepe y Don Víctor, llevamos todo lo inculcado en el ámbito de la higiene personal, como el aprendizaje de la historia, la lectura del Quijote, o la orientación en geografía de cada país de forma total.
No nos queda otra cosa, que la satisfacción de haber sido parte, así como nuestros hermanos, sobrinos y mis hijos, de un centro que ha cumplido su papel en todo ámbito, el educativo, personal y deportivo. Gracias Dios, por haberlo permitido, gracias Iberia por tanto.