En la pascua de mi madre 

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Lamentablemente mayo se ha vuelto un mes fatídico para mí. Hace 5 años un 24 de mayo murió mi padre Ramón Antonio Arias, y ahora el día 4 de este mes muere mi madre Lidia Antonia arias, pero para el creyente no hay tiempos ni malos y buenos, pues todo es del Señor y en sus manos estamos, y como dice la sabiduría popular: el sabe por qué permite las cosas.

Mi madre nació un 5 de junio de 1936, hubiese cumplido 89 el próximo mes, sino le hubiese llegado su momento de partir, como nos pasara a todos. Los que la conocieron opinan que fue una mujer muy buena, no creo que lo digan por que haya fallecido, sino porque lo fue y lo vivió. Tenía mucha fe en Dios, rezaba mucho, pero cuando pudo realizar apostolados en nombre de la fe, lo hizo, pues perteneció a todos los grupos apostólicos de su momento, tales como: cursillistas, legionarios, Sagrado Corazón de Jesús y ministros de los enfermos. Era una abnegada por la Obra Arquidiocesana de las Vocaciones sacerdotales y religiosa, rezando diario por las vocaciones y colectando cada año para el sostenimiento del seminario entre familiares, amigos y allegados. En sus últimos años rezaba bastante, con la ayuda del canal ´´La voz de María´´, el cual seguía todo el día.

Le gustaba leer. Se leía completo a CAMINO , y claro está: la columna de su hijo, que coleccionaba asiduamente, hasta el día en que ya no puedo leer más por problemas de cataras, pero siempre lo añoraba, pues fue una mujer que a pesar de ser callada, no de muchas alaracas y desparpajos, le gustaba formarse.

 Recuerdo que en los años 70 seguía unos cursos de formación social y religiosa que se tenían por Radio Santa María. Recuerdo: Universidad para Todos, Asamblea cristiana, el agua y la vida, esos cursos se seguían con un folleto desde la casa, ella procuraba a los sacerdotes de entonces que se lo consiguieran. En esos tiempos estaban muy de moda (diríamos así), los clubes de madre, fue miembro de uno, hasta llegar a ser presidenta, y fomentar grupos de nutrición, economía familiar entre otros. Una vez alguien me dijo, que yo sabía muy bien combinar los colores de mi ropa, le dije que se lo debía a mi madre, ya que fue modista y siempre, aunque pobres, se esmeró por uno no andar como si estuviera en carnaval.

Pero lo que más recuerdo de ella fue que rezábamos juntos con mi padre, los tres a los pies de nuestra cama, no nos acostábamos sin rezar ese rosario y demás oraciones. Era nuestra unión entre Dios y nosotros. Cuántas cosas añoro de ella, se que añoraré más, pues ya no está, pero sigue conmigo, está en mi alma y en mi corazón. Decía en la misa de entierro, que yo era su luz, pero que ella era la mía, se que ante su partida no quedo atientas en el mundo, que ella va conmigo, que el Señor que la tiene en su presencia también me acompaña.

Gracias a ella por lo que fue e hizo por mí, y por todos los que pasaron por mi casa y estuvieron a su cuidados. Mucho hizo con nosotros y mucho nos dejó, ahora en su pascua, unida a la de Cristo, después de la cruz que en los últimos momentos de su vida padeció, no para purificación suya, sino nuestra. Se que goza de la luz del resucitado en ese lugar, donde un día, si sigo lo que ella me enseñó, nos volveremos a encontrar por siempre y para siempre en la presencia de Dios. Hasta luego Mami, gracias..gracias.