Por: José Jordi Veras Rodríguez.
La semana pasada estuvimos alabando el gran trabajo de todos los voluntarios, bomberos y socorrista, que de una forma o de otra hicieron una labor encomiable y digna de haber sido resaltada y para recordar en la historia nuestra.
Es cierto que lo sucedido y ocurrido en el Jet Set , no fue obra de la naturaleza o un hecho fortuito de fuerza mayor, sino, que todo ha tenido que ver con aspectos relacionados con la estructura. Y eso es lo que hace aún más terrible el hecho, por la gran cantidad de personas involucradas, porque en gran medida, pudo haber sido evitada, pero habrá que esperar, cuál es el resultado final de la inspección designada y las que se han sumado como la del Codia.
Ahora bien, nos hemos puesto a pensar, y ya tenemos que hacerlo porque no podemos seguir esperando poner el candado, una vez sucede el hecho o llega la desgracia a nuestro entorno, como ha sucedido recientemente, que al menos, o un amigo, o familiar o la empatía ciudadana, han hecho que hayamos sido afectados con esta tragedia.
Entonces, tomando todo eso en consideración, y con el hecho de que somos un país que está en medio o en el curso y trayecto de los huracanes; poseemos grandes fallas tectónicas, o sea, que estamos propensos a tener eventos telúricos de gran magnitud. O parafraseando al poeta del pueblo, Pedro Mir, en 1949, indicó: “Hay un país en el mundo colocado en el mismo trayecto del sol. Oriundo de la noche. Colocado en un inverosímil archipiélago de azúcar y de alcohol”.
En ese mismo país definido por el gran poeta, hoy tenemos que terminar de aprender la tesis de la prevención y saber honrar a quienes de manera denodada se esfuerzan en cada evento natural o como la desgracia que acabamos de recibir, buscando que aquellos que arriesgan sus vidas, tengan mejores condiciones de trabajo y recursos. Y que a la vez, el país pueda contar con mayores herramientas para enfrentar peores situaciones, Dios no lo quiera.
Entonces, tenemos que seguir insistiendo con el tema, porque el solo hecho de pensar, que se dieran hechos de forma concomitantes: ¿Con qué contamos? ¿Tiene cada municipio y provincia los recursos que requieren nuestros socorristas para atender situaciones de envergadura a gran escala que puedan ocurrir en el país?
Ante las grandes estructuras que se han ido construyendo en el país; Contamos con las escaleras, los carros bombas suficientes y modernas para enfrentar catástrofes de grandes magnitudes? Entendemos tenemos el persona con valía y capacitación, pero se requiere del Estado, mayores recursos puestos en las manos de los organismos de socorro y no pensar que seguir viéndolos como si fueran circunstanciales u oficios que deben seguir teniendo bajos salarios o sueldos no dignos acorde su labor.
Para que nos entiendan, hace poco, escuchaba una entrevista a un alto oficial del Cuerpo de Bomberos del Distrito Nacional, indicando, que los voluntarios, pueden algunos, llegar a estar más capacitados que ellos mismos, por el solo hecho de que muchos de esos que de forma cívica no obligada ofrecen una labor, muchas veces, poseen mayores recursos económicos para poder hacer capacitaciones fuera del país, que ellos, para acceder a esos cursos o eventos, tienen prácticamente que sacarse la lotería. Y eso tan solo es una muestra más que evidente de cómo estamos al día de hoy. Es a mano pela!!!!
Para finalizar traigo a colación un artículo de Dionisio Soldevila, titulado: “A los socorristas”, y en su parte final dice: “Los dominicanos solo ponemos candado después que nos roban, igual, cuando hablamos de nuestros socorristas, sólo los recordamos cuando ocurre un hecho que lamentar. Es necesario mejorar las condiciones en que operan los Cuerpos de Bomberos, y de rescate. Las donaciones son bienvenidas, igual el apoyo de las empresas privadas al prestar equipos especiales (como sucedió en este caso), pero el Estado debería garantizar que funcionen más y mejor y que lo demás sea apoyo”.
No hay más nada que agregar, ojalá, que ninguno de nosotros, tengamos que seguir esperando por grandes y dolorosas tragedias para seguir aprendiendo de mala manera, de la necesidad de mayores recursos para los que arriesgan sus vidas, cuando estamos en peligro o alguno de nuestros, seres queridos, y compañeros de trabajo. ¿Y entonces, los socorristas para cuando?