Foto en el camino
El ocaso separa los mundos:
aquel de la luz y el de las sombras.
Atrincherados en este último
somos espectadores del tránsito.
Del paso del tiempo de las cosas
admirables vestidas de luz,
al tiempo de las siluetas definidas
solo por la luz que se aleja.
Esa ausencia del admirable presente
promueve el silencio interior.
Y así, en silencio,
se borra el poder atrayente
de lo inmediato,
y se abre el alma a admirar
el horizonte,
y porqué no?
La elocuente inmensidad
del espacio sin fronteras: El infinito!