Por: José Jordi Veras Rodríguez.

Hace unos días, tuvimos la dicha de estar presente en un espectáculo en el que se celebraban los 70 años de edad y 50 de carrera artística de uno de nuestros íconos de la comedia, del repentismo, y la composición de parodias, y nos referimos, a Felipe Polanco (Boruga). Ambos números son un privilegio, estar con vida y poderlo agradecer luego de tantas caídas, maltratos dados a su salud, su familia y entorno, es una verdadera bendición.  Sin dejar de mencionar, el tener la posibilidad de mantenerse en el escenario y realizando su carrera, es otra gracia que ha recibido.

Esa noche del espectáculo, que se disfrutó hasta más no poder a través de la risa indetenible que nos provocó el desarrollo que tuvo el mismo, no solo tuvo eso en el escenario y que todo el público pudo disfrutar hasta más no poder, todos fuimos testigos, además, de lo que es capaz de hacer Dios en aquellos que deciden caminar a su lado desde el corazón.

Fue hermoso ver a Felipe Polanco llamar a su esposa, y dar frente a ella un testimonio de sinceridad, y de cómo la presencia de Dios y el amor de ella actuaron en su vida. Pudo reconocer como su vida había sido cambiada, hacía años, cuando lo sacó del vicio del alcohol y de la vida desordenada que le provocaban sus efectos y que llegó a perder amistades y trabajo y hasta casi su matrimonio.

Pero su esposa, Maggie Morales, no se quedó atrás, cuando expresó la admiración que le profesaba a su esposo, por su tenacidad y transformación lograda a través de la Palabra. 

Aquello fue hermoso, porque de alguna manera todo el que estuvo ahí, primero, dándole un espaldarazo a un gran artista nuestro y a su carrera, pudo ser testigo de lo que había sido capaz el Señor de hacer en un hombre que no tenía futuro promisorio, de haber seguido por el camino en que iba. También, fue único haber estado ahí, en el que se pudo disfrutar de la participación de más de diez de sus compañeros del espectáculo, participando en el escenario junto a él.

A veces los milagros que nuestro Señor, nos coloca, no se circunscriben solamente a la cura de un ciego que pudo volver a ver: o de una mujer que sufría de hemorragia; o haber podido expulsar una y otra vez demonios. Sino, que nos muestra cómo a través de su gran misericordia y amor, es capaz de manifestarse ante una multitud que fue buscando reír hasta más no poder, y que además saliera contagiado de tanta bendición entregada a este hombre y su familia, a quienes le cambió la vida por otra, en la que la gracia no ha dejado de estar presente a través del amor.

De Felipe Polanco no haber decidido buscar el camino y creerle al Todopoderoso y entregarse de corazón, sus pasos habrían tenido un fin triste y sombrío, sin embargo, fue glorificado en la presencia de Dios y hoy puede dar testimonio de ello, no solo de palabra, sino de hecho.

Terminamos este escrito, con un pasaje de las Escrituras que está en: Exodo 23.25

25 Mas a vuestro Dios serviréis, y él bendecirá tu pan y tus aguas; y yo quitaré toda enfermedad de en medio de ti”.  

Debes recordar, que nada es imposible para Dios.