LA MUJER EN LA IGLESIA

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William Arias

La pasada semana compartía con algunos conocidos un artículo de un grupo de mujeres radicadas en el mundo entero, quienes en esta Cuaresma pensaban hacer una huelga en la Iglesia, es decir, no desarrollar sus ministerios u oficios que hacen en las parroquias y capillas en diversas partes del mundo, con el objetivo de reivindicar sus derechos en la Iglesia, sobre todo en dirección al orden sacerdotal para las mujeres. 

La reacción de una gran mayoría fue la de siempre, que si estaban locas, que eso era un disparate, que es contrario a la fe, incluso alguno dijo qué opinaría María la madre de Jesús. Otros alegaban la jerarquización de la Iglesia, etc., las razones de siempre ante el tema del papel de la mujer en la Iglesia; pero hubo alguien que escribió, en un chat donde compartí el tema, que estaba en una celebración litúrgica y resulta que la mayoría avasallante que había allí eran mujeres, y una minoría ínfima eran hombres, algo que palpamos a diario en la Iglesia.

Este es un tema que siempre ha estado en el tapete, como se dice, sobre todo el acceso de la mujer al sacerdocio. En tiempos del Papa San Juan Pablo II, hubo un momento álgido, que llevó al Papa a intervenir en el tema y mandarlo a callar, a lo que el entonces Cardenal y eminente biblista, Rector una vez de la Universidad Gregoriana y Arzobispo de Milán: Carlo María Martini, dijo que en las Sagradas Escrituras no había ninguna objeción para que la mujer fuera sacerdote, que era un asunto más de la Tradición de la Iglesia.

Para nadie es un secreto que el actual Papado de Francisco ha traído a la luz una serie de temas que anteriores pontificados callaron y acallaron, y este de las mujeres y su papel en la Iglesia ha sido uno, entre otros. El Papa Francisco ha llegado más lejos, proponiendo la posibilidad de las Diaconisas en la Iglesia y nombrando mujeres en puestos claves de la Iglesia, hasta hacer que un Dicasterio sea presidido por una Mujer. 

Entre nosotros, hay Diócesis donde la mujer tiene el ministerio de Animar la comunidad, celebrando la Palabra, exequias, coordinando las actividades pastorales, catequizando, hay también niñas que son monaguillas y más, pero de ahí no pasan. Hay otros lugares en el mundo donde se ha dado el caso de mujeres como encargadas de la pastoral de una parroquia o Diócesis. Mucho se ha ido logrando, pero muchos sienten, sobre todo las mismas mujeres, que hace falta algo más, y de ahí la reacción huelgaria que da pie a este escrito.

Sin embargo, no podemos en la Iglesia tapar el sol con un dedo, como dirían los mayores, hay un mundo donde la mujer se ha ido abriendo paso y ya no se puede detener su andar, pues sus pisadas se sienten en todos lados, desenmascarando el machismo que hay ante ciertos elementos que impiden su quehacer igualitario como hijas de Dios y de la Iglesia. 

Nadie niega el carácter patriarcal y machista que hay en la Biblia al hablar de las mujeres, pues la Biblia en su literatura es hija de su tiempo de composición. Está la Tradición de la Iglesia, la cual en su formulación debe adecuarse a los tiempos, incluso algunos elementos formales de la Doctrina, y no por moda o por complacer ideologías, sino por realidades y verdades.

Es imposible contrarrestar el avance reivindicativo de la mujer en el mundo y en la Iglesia, pues como una vez me decía un anciano y santo sacerdote, quien fuera Rector del Pontificio Seminario Romano Mayor, de la Diócesis de Roma, que para el Concilio Vaticano III el Papa irá con su mujer, y que para el Concilio Vaticano  IV, irá con su marido.