Editorial
Con el Miércoles de Ceniza comienza la Cuaresma, un tiempo propicio para hacer un alto en nuestro peregrinar por este mundo y reflexionar sobre nuestro presente y futuro. Esto es urgente y necesario en una época en la que la prisa se ha convertido en una compañía inseparable, generando daños tanto personales, como sociales.
Vivimos momentos difíciles en donde la descomposición social y el entierro de los valores que muchas personas están haciendo, amenazando con debilitar la convivencia humana. Las guerras, las injusticias, el aumento consumo de drogas entre los jóvenes, la inseguridad ciudadana, el alto costo de la vida y otros males, pueden dar la sensación de que todo se derrumbó, y esto no es así, ni lo será. Es que somos personas de fe y esperanza.
El bien triunfará. Nos ayuda a reforzar este anhelo lo que nos dice el querido Papa Francisco para esta Cuaresma: ¿Estoy realmente en camino o me encuentro paralizado, estático, con miedo y sin esperanza? ¿Estoy acomodado en mi zona de confort? ¿Busco caminos de liberación de las situaciones de pecado y falta de dignidad?
Deseamos que nuestra participación en las actividades cuaresmales nos ayude a ser cada día más solidarios con quienes sufren necesidades básicas. Que la conversión que logremos fruto de un cambio profundo, contribuya a desterrar todas aquellas actitudes que nos impiden ser promotores de paz y justicia.
Seamos peregrinos de esperanza en una sociedad que necesita reencontrarse con Dios.