¡Que sean vistos!
Por: José Jordi Veras Rodríguez.
Leyendo la prensa dominicana nos enteramos, sobre la vida de un joven de nombre José Miguel Paulino, que con el solo hecho de mencionar su nombre, es posible que no les diga nada, como nos sucedió a nosotros cuando lo leímos, sin embargo, detrás del mismo, se encuentra la persistencia, el tesón, la voluntad y el vivo deseo de progresar a través del deporte, en este caso de la disciplina del decatlón, que no es más que una prueba combinada de pruebas de atletismo.
Y no es cualquier deportista, porque es dueño del récord nacional y del primer dominicano que gana una medalla en el decatlón, en toda la historia de la participación quisqueyana en los Juegos Centroamericanos y del Caribe. Y este joven no es cualquier recordista, sino, uno que lo ha quebrado en tres ocasiones.
Ahora bien, aún lo más remarcable en este joven, es que para mantener a su pequeña hija y pagar sus entrenamientos y lo que esto supone, debe hacer de Uber y también labora para PedidosYa. Es alguien que no se ha sentado a esperar que le lleguen las oportunidades o que su futuro le sea regalado.
En el caso de este atleta dominicano que ha puesto el nombre del país en alto, como lo ha hecho y lo hizo en el 4 de julio de 2023, una fecha histórica para el atletismo dominicano, cuando en el Estadio Nacional Jorge El Mágico González, de San Salvador, el decatlonista José Miguel Paulino se aseguró un bronce, lo que resultó ser la primera medalla para el país, hazaña lograda en los Juegos de San Salvador 2023.
Este joven ha tenido que adquirir un motor para realizar labores de repartidor en dos empresas distintas, y así costearse sus entrenamientos que están fijados en su mente para el 2026 y además, para seguir sosteniendo a su hija.
Muchos de ustedes dirán: “que cada quien tiene que hacer su esfuerzo para conseguir lo que quiere”. Y les compro la idea. Ahora bien, lo que a nosotros nos resulta cuesta arriba y hasta vergonzoso, es que un atleta que tiene estos niveles de excelencia, tiene que “hacer de todo” para poder costear su sustento, cuando bien podría el Estado Dominicano, entiéndase, el Ministerio de Deportes o algún funcionario o ministro que pueda mirar a este atleta y que pueda nueva vez, representar al país de forma digna y decorosa, sin tener que luchar contra tantos vientos y mareas, cuando perfectamente puede ser protegido por el Estado.
El caso de José Miguel Paulino es el mismo de muchos atletas dominicanos, y si no, miren hacia atrás, la vida de Marileidy Paulino, que luego de alcanzar fama es que ha sido vista por las instituciones públicas y hasta las privadas. Pero, ¿cuánto tuvo que pasar para buscar ayuda? Entonces, no hay necesidad de mendigar para quienes tienen todo un talento y buscan a través de las diferentes disciplinas, también labrarse su propio destino, pero uno mejor que aquel que este país, con tantas necesidades y carencias, le ha negado desde la niñez.
Ojalá que este tipo de accionar en el país terminara, pero, ese ha sido el accionar del Estado Dominicano y quienes han dirigido el estamento deportivo. Tienen por obligación nuestros grandes atletas, emigrar o hacerse de cuchucientos empleos o meterse a un organismo de defensa, para asegurar comida, alojamiento, sueldo y oportunidad, para poder desarrollar su talento innato de deportista.
Que nuestros jóvenes talentos en el deporte y otras áreas, puedan ser vistos por un Estado que sea más solidario, protector, garantista y sensible, y no bajo el cual vivimos.
A estos muchachos los protege el Dios que los ve. Como decía la esclava Agar, mi Roy, aquel que me ve. Y a ellos que siguen repitiéndose como Pablo: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”.