Fray Radhames Abreu
A veces pienso, que el tiempo pasa a nuestro lado, como si se tratara de una vida paralela que registra los hechos de la vida física.
Cómo cuando un tren que sube pasa paralelamente al que baja. El tiempo es como la hoja en la que se escribe lo que alguien dicta sobre los hechos o sucesos que tienen que ver con la vida.
El tiempo es como un ayer que pasó en la presencia de Dios.
Es como el aliento de vida. Es como el ya, pero todavía no.
El tiempo pasa, por eso es pasado, es presente, y es futuro, porque hay que esperarlo, no porque se detenga, sino porque continúa, es rectilíneo y dialéctico, si se quiere. Seremos como Dios que no tiene tiempo, Dios no puede estar limitado, menos por el tiempo. Dios es infinito o la misma eternidad.
El tiempo no es un tesoro, porque los tesoros desaparecen. El tiempo tampoco es implacable porque Dios lo ha dispuesto para que hagamos dentro de él hechos y acciones que tienen que ver con la vida o van ligados a ella.
En el tiempo el ser humano mide sus limitaciones, como también destaca sus logros y pretensiones o proyectos.
Por eso debemos aprovechar el tiempo, los años, temporada, etapas y todo tiempo, al máximo. Vivir el tiempo presente y cada año, como si se tratara del último tiempo de nuestra vida.
Con los años el tiempo nos llega a través de su cabalgata. Creo, que este año santo jubilar 2025, como tiempo bendito y santo debe ser mejor aprovechado por nosotros, en nuestra vida, y jamás lo desperdiciemos.