Congreso Americano Misionero 

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propone impulsar y llevar la acción Misionera 

– Felipe de Jesús Colón Padilla

El pueblo católico puertorriqueño acogió con alegría a los misioneros venidos de la gran mayoría de los países del continente americano que dijeron presente a la convocatoria del “Congreso Americano Misionero”. 

El encuentro se realizó en Ponce, Puerto Rico, en su versión número seis, del 19 al 24 de noviembre. La Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico fue el lugar de acogida. 

El tema desarrollado fue “Evangelizadores con Espíritu hasta los confines de la tierra”.  El objetivo general: Impulsar con nuevo ardor la misión ad gentes, caminando juntos a la escucha del Espíritu, para ser testigos de la fe en Jesucristo en la realidad de nuestros pueblos y hasta los confines de la tierra. 

El objetivo específico de este evento eclesial ha sido re-impulsar y renovar la acción misionera en todas las comunidades, parroquias y diócesis. Asistieron 57 obispos, cientos de sacerdotes, religiosas y laicos.

El Congreso Americano Misionero  estuvo presidido por Mons. Rubén González, Presidente y Obispo de Ponce; Padre José Camacho, Coordinador General; Padre Jafet Peytrequín, Coordinar de la Metodología; Padre Carlos Manuel Grullón, Coordinadores de la sede de Ponce.

El lema escogido este año ha sido: “América, con la fuerza del Espíritu, testigos de Cristo”. La fuerza del misionero no reside en sí mismo, y solo podrá ser testigo coherente de Cristo con la fuerza transformadora que emana del Espíritu Santo. Y es precisamente la tercera persona del misterio trinitario, la gran protagonista de la misión. 

El papa Francisco nombró, y constituyó como su enviado extraordinario al cardenal Baltazar Enrique Porras Cardozo, Arzobispo Emérito de Caracas, Venezuela, quien presidió la Eucaristía de apertura y de clausura.

Ha habido celebración de otros Congresos Americanos Misioneros, a saber: Argentina (1999), Guatemala (2003), Ecuador (2008), Venezuela (2013) Bolivia (2018). El próximo congreso será en Brasil en el 2029.

La metodología utilizada para que el Congreso sea aprovechado por los congresistas, consistió en:  exposición de los temas, discusiones en grupo con preguntas concretas, y los congresistas tenían acceso a las redes para leer, reflexionar y profundizar las conferencias expuestas. 

Los testimonios de diferentes misioneros animaban el corazón misionero de los congresistas, tal como otras veces ha dicho el papa Francisco:” Quiero una Iglesia en salida”. Ciertamente, la misión nace de la Trinidad. Ser discípulos misioneros es un don.  El mandato de Jesús sigue vigente: “Vayan, pues, y hagan discípulos de todas las naciones, pueblos y razas bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo” (Cf Mt 18,19). 

Los ejes del instrumento de trabajo: Impulsados por el Espíritu, testigos de Cristo hasta los confines de la tierra, y como eje transversal: comunión, misión y participación. 

Todo bautizado lleva consigo en su corazón el don de la misión, llevar la alegría del Evangelio allí, precisamente donde hay ausencia de Dios, injusticia, sufrimiento, traición, deslealtad.

El misionero necesita de la fuerza de la oración personal y comunitaria. Imposible dar lo que no se tiene. Es en esa intimidad con el Señor, donde podrá escuchar la voz de quien envía, sostiene y anima la misión permanente. 

Un misionero podría anunciar con gozo el Evangelio y mover el corazón de la gente a la conversión, pero indiscutiblemente será el testimonio de vida que hará que el anuncio sea coherente. 

Que aquellos que están alejados y ajenos a la Iglesia, puedan decir al vernos: Mira cómo se aman, entonces el amor vence al odio, mira cómo caminan,haciendo el bien a los demás. Hagamos el esfuerzo para que América sea testigo de Cristo vivo. El misionero debe ser un fuego que arde, en caridad; fuego que abraza, al caminar; fuego que enciende a todos en su amor.