Hoy día, a muchas personas que están luchando contra su propia mente, contra su pasado, su futuro, creándose ansiedad y angustia, por aquello que no pueden manejar o que no pueden controlar, que no está en sus manos.
Al parecer, lo que tanto se habló hace unos años por los profesionales de la conducta de que luego de la pandemia aumentaría grandemente la depresión y nuestro país no se ha abstraído de ello. Es por esto que a mitad de año salió a relucir el siguiente dato: “Un estudio determinó que República Dominicana se encuentra entre los diez países de la región de las Américas con mayor carga en trastornos mentales y ocupa el primer puesto entre los países de Centroamérica y el Caribe, según la tasa de años de vida ajustados a discapacidad (AVAD) por cada 100,000 personas”.
Sigue indicando dicho estudio, además: “Los resultados de la investigación “Impacto de la Salud Mental en el Sistema de Salud Dominicano”, realizada por IQVIA en alianza con Janssen, de la empresa farmacéutica de Johnson & Johnson, indican que en el país aproximadamente un 20% de la población padece algún trastorno mental”.
Agreguemos a todo esto, que la inversión a nivel de salud pública para estos renglones está muy por debajo del mínimo establecido por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Es importante que ante nosotros mismos y los demás podamos tener y asumir una mayor consideración, sensibilidad y solidaridad humana. Porque se percibe mucha agresividad y violencia que también se ha disparado y por eso vemos como las estadísticas en torno a los conflictos sociales y familiares ha hecho aumentar los homicidios por esta causa, mucho más que por razones delincuenciales.
Es entonces cuando más debemos pensar, no solo en la parte médica-psicológica, sino también la espiritual. Hasta donde y qué punto hemos estado dejando de lado y descuidando nuestra salud, no solo la exterior, sino la interior.
Nunca debería ser una alternativa, el rendirte y tirar al suelo tus herramientas que tienes para derribar todo aquello que busca debilitarte y hacer caer, para no levantarte.
¿Cómo estamos llevando nuestra relación ante El? ¿Estamos realmente confiando y creyéndole lo que dice Su Palabra?
Saber esperar en Dios es algo que muchos debemos aprender y más en medio de cualquier circunstancia y aún más, con todo lo que estamos viendo a nuestro alrededor.
Recordemos a propósito de todo lo anterior, lo que dice Hebreos 10:36, cuando expresa dice: “porque la paciencia os es necesaria, para que, habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa”. “Porque dentro de poco, el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero el justo vivirá por la fe; y si se vuelve atrás, no agradará a mi alma”.
No dejemos de tener conciencia de cómo estamos caminando nosotros, pero también cómo actuamos ante el otro que pueda estar atravesando por sus peores momentos. No descuidemos lo que nos corresponde a nivel de nuestra salud física, buscando formas de combatir todo aquello que busca deteriorar la misma. Pero también, busquemos fortalecer nuestra relación con El, y con ello nuestra fe, para que las pruebas que tenemos por delante, no sea hagan más fuertes que nuestra creencia, no dejes de intentarlo y no te rindas ante lo que busca ponerte de rodillas que no es precisamente Dios, porque el te quiere fortalecido.
“Pronto todo va estar mejor, no dejes de intentarlo”.