En el Evangelio de Marcos 10, 35-40, encontramos a Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, solicitando a Jesús un lugar de privilegio en su reino. Este pasaje revela no sólo la ambición humana, sino también cómo Jesús redefine el concepto de grandeza y servicio. Les enseña que la verdadera grandeza radica en servir a los demás. Esta lección se puede extender al papel de los ángeles, quienes son enviados por Dios con una misión clara y un ejemplo de servicio desinteresado.

Los ángeles son mensajeros de Dios. Su función primordial es cumplir la voluntad divina y guiar a la humanidad en el camino hacia el amor y la redención. En la Escritura, los ángeles no buscan su propia gloria; más bien, su existencia gira en torno a la misión que se les ha encomendado. Por ejemplo, el ángel Gabriel, quien anunció a María la concepción de Jesús, actuó con humildad y obediencia, mostrando que su propósito estaba en servir a Dios y a la humanidad.

La misión de los ángeles es un modelo que todos podemos seguir. Ellos nos invitan a estar atentos a las llamadas que Dios nos hace en nuestra vida diaria. La disposición a servir y a actuar en el momento preciso es fundamental en nuestra vida cristiana.

Además, los ángeles operan en la esfera espiritual, pero su impacto se siente en el mundo físico. Esto nos enseña que nuestra misión, aunque pueda parecer insignificante o invisible, tiene un efecto profundo en la vida de los demás. Al igual que los ángeles, debemos ser conscientes de cómo nuestras acciones, aunque pequeñas, pueden ser luz y esperanza en la vida de quienes nos rodean.

La humildad es otro aspecto clave en la misión de los ángeles. A pesar de su poder y cercanía a Dios, nunca buscan su propia gloria. En el mismo pasaje de Marcos, Jesús responde a los hermanos diciendo que “el que quiera ser grande entre ustedes deberá ser su servidor.” Los ángeles reflejan esta verdad al actuar con humildad y dedicación en la misión que se les ha confiado. Aprendemos que el verdadero poder reside en el servicio y que cada uno de nosotros, al igual que los ángeles, está llamado a ser un servidor en el camino del amor.

Finalmente, la alegría en el servicio es una característica esencial de los ángeles. Cuando un ángel aparece en la Biblia, generalmente trae un mensaje de alegría y esperanza. Esta actitud es fundamental para nuestra misión en el mundo. La alegría debe ser un sello distintivo de nuestro servicio. Cuando servimos a otros con alegría, reflejamos la luz de Cristo en nuestras vidas.

Santos ángeles, ayúdennos para que, siguiendo su inspiración y ejemplo, podamos vivir nuestra fe de manera activa, impactando positivamente el mundo que nos rodea y siendo instrumentos de paz y amor en cada uno de nuestros encuentros. Amén