Por: José Jordi Veras Rodríguez.
Algo que toda persona que dice creer en Jesús debe aprender es recordar que no estamos por encima de nadie y mucho menos de la presencia del Señor.
Pocas cosas hacen fracasar al ser humano como el “creerse el cuento”, pensar que si llegas al éxito de cualquier actividad u objetivo que te has propuesto y lo logras, que todo ha sido fruto solamente de tu esfuerzo y tus virtudes. Si por alguna razón olvidas que si algo se ha dado o se ha conseguido, es porque el Señor así lo ha permitido.
Nos podemos dar cuenta cuando alguien ha sido bendecido, no es atrapado por el ego exagerado y que tiende hacer que toda persona pierda su humildad y sencillez.
Hay grandes personajes que han llegado y sus logros no han hecho que pierdan el Norte y el eje de su propósito de vida. Nunca dejan de reconocer en sus labios que la presencia del Todopoderoso ha estado siempre en cada uno de sus pasos.
Hace poco, leí una historia de un hombre exitoso en el deporte. El gran jugador de baloncesto, Kobe Bryant, cuenta uno de los que participó para los juegos Olímpicos, una noche el resto del equipo se encontraba fuera del hotel, porque habían estado de fiesta, y al llegar al lugar se encontraron que en ese momento, a eso de las 4 am, estaba arribando el estelar jugador todo sudado y era muestra de que había estado entrenando en el gimnasio. Esta imagen logró un gran impacto en ellos, porque uno de los mejores jugadores y a su altura, estaba enfocado en obtener la medalla de oro para ese evento.
Esto que lograron ver los jugadores, hizo que produjera en ellos la reacción para que desde ese momento estuvieran esforzándose, porque si Kobe era capaz de tomarse en serio y hacer ese tipo de esfuerzo, ellos estaban obligados a dar aún más. Esto produjo que el equipo de EE.UU. ganara la medalla de oro.
Toda esta historia tiene muchas lecturas, una de tantas es saber cómo puedes manejar el éxito logrado sin descuidar lo realmente importante. No considerarse por encima de los demás. Que a pesar de lo alto que hayas llegado, no descuides tu conocimiento, habilidad o aptitud. Y que en la seguridad de que crees que no tienes nada que aprender, es el peor de los errores.
Algo que debemos asimilar todo el que dice o expresa, creer en el Todopoderoso, es no dejarse apoderar del ego y que sea este que se convierta en su dios. Nunca dejemos de aprender y de hacer el mayor esfuerzo por mejorar, no solo como profesional, sino también como ser humano. Cuida que el ego no te atrape en la cima o estando en tu peor momento.