Por: Isabel Valerio Lora, MSc.
‟Nada viaja a mayor velocidad que las malas noticias‟. Douglas Adams.
Consumir noticias negativas es parte de la rutina. De cierta forma los medios parecen ponerse de acuerdo para mostrar más lo negativo que lo positivo, y eso nos afecta más de lo que creemos. Ya que su prevalencia daña la salud física y mental.
Diversos estudios han encontrado una clara y directa conexión entre la frecuencia, duración y exposición a hechos negativos con el aumento de síntomas de depresión, ansiedad, insomnio, hipertensión, colon irritable, entre otros.
Una encuesta alemana de finales de marzo y principios de abril de 2020 evidenció el vínculo entre “la frecuencia, la duración y la diversidad de exposición mediática” con crecientes síntomas de depresión y comportamientos sedentarios entre alumnos de estudios superiores cuando las preocupaciones por la covid-19 aumentaban en marzo.
La psicóloga Jade Wu ha estudiado cómo el cerebro y el organismo tratan la información negativa que llega a través de los medios de comunicación. Y tras exponer a un grupo de personas a muchas imágenes o palabras diseñadas para sobrecargar sus sistemas nerviosos y activar la angustia, “se observaron cambios en los patrones de actividad cerebral. Se produjeron cambios en las regiones del cerebro donde se ubican los circuitos de lucha huida, los mismos que coordinan y regulan el sistema nervioso, el sistema inmunológico y el metabolismo”.
Esta carga sobre el sistema nervioso tuvo un efecto en el cuerpo. “Como resultado, observaron los latidos del corazón, el sudor de las palmas de las manos y el chorreo de cortisol de los sujetos de prueba mientras sus cerebros preparan sus cuerpos para actuar.
Las noticias negativas cambian tu percepción de la realidad y te obligan a vivir en estado de alerta. Tienen un efecto tal que “si no tienes cuidado, vives flotando en un mar de maldad, con una sensación progresiva de fatalidad inminente, que puede dejarte exhausto.
Cuando estás inundado de noticias negativas, la embestida puede moldear tu visión del mundo, lo que te lleva a esperar malas noticias y actuar en consecuencia. Este proceso es gradual y sutil, no lo notas, pero se acumula con el tiempo.
Por el bien de tu salud física, psíquica y emocional evita el exceso de noticias negativas en tu vida.