En este país hace unas semanas se llevaron a cabo elecciones presidenciales y a inicios del año, las municipales. En ambas, ha resultado ganador, de forma abrumadora, el partido que está en el poder.
Esto puede ser muy bueno para el pueblo o para su gran mayoría, o un nuevo desperdicio de oportunidad de una fuerza política que ha sido beneficiada con un chance, como ha sucedido en otras ocasiones. Todo va a depender, cómo son capaces de asumir los que han recibido ese beneplácito tan valioso. Y sería catastrófico para el sistema político dominicano que ha ido dando evidencias de su desgaste, en su capacidad de respuesta a los problemas nacionales más importantes y nodales.
Este pueblo en el 1978 votó para sacar a Balaguer y que éste jamás volviera ni montado en una cheíta por el Palacio Nacional. Le dio lo que siempre hemos escuchado, un cheque en blanco para que gobernara hasta que quisiera.
Todos conocemos la historia, de ese primer gobierno del PRD, luego del segundo y cómo terminaron uno y otro. Pero también supieron tener grandes mayorías en el Congreso y tampoco aprovecharon tal ocasión. Fue tan frustrante y decepcionante, que hicieron que la figura de Joaquín Balaguer volviera como si fuera un salvador.
Luego, hizo lo mismo con el PLD, que llegó a gobernar cerca de 16 años de forma continua y llegando asumir la fuerza mayoritaria también, como repitiendo la historia blanca, de tener un Congreso a su favor.
Todos sabemos, de los lodos de aquellas aguas y sus consecuencias han terminado en que están siendo juzgados en tribunales, acorde al Ministerio Público, acusados de desfalcar las arcas del Estado y ya hemos visto cuál ha sido el castigo recibido por la mayoría de los que fueron a las urnas en el 2020 y en ambas elecciones en este año, 2024, quedando relegado a un tercer lejano lugar, cuando lo tuvo todo.
Ahora, vuelve ese mismo pueblo que ha sido engañado una y otra vez, bajo este sistema desigual, insensible e injusto para sus conquistas y aspiraciones colectivas e individuales, a brindarle su apoyo de forma masiva en una sola parcela política, porque les ha brindado, Alcaldías, Congreso y Ejecutivo. Todos los poderes.
No existe hoy día un contrapeso, y eso sí puede ser peligroso para la democracia y este pueblo. Porque dependerá de nuevo, de la manera en que se maneje esa mayoría y no asuma el pasado. El PRM no tiene ni tendrá excusa, si lo arruina.
El presidente Abinader, sus alcaldes, y legisladores, poseen hoy un cheque en blanco, dado por la mayoría que votó. Vamos a ver, si aprenden del espejo del PRD y del PLD, aún más reciente, o deciden girar un cheque sin fondo, haciendo más de lo mismo.