38 NUEVOS PRESIDENTES DE ASAMBLEA
Mons. Héctor Rafael Rodríguez, presidió el rito de envío a la misión de 38 nuevos Presidentes de Asamblea, provenientes de las distintas parroquias de la Arquidiócesis. La celebración se realizó en la parroquia San Ramón Nonato de los Cerros de Gurabo, el pasado 17 de febrero.
Acompañaron a los nuevos ministros laicos, párrocos, diáconos permanentes, familiares y feligreses de sus parroquias de origen. Entre el grupo había siete candidatos al diaconado permanente de la Escuela de Diáconos San Esteban.
El propósito es que estos hermanos que se preparan para el ministerio ordenado, durante el último año de su formación, se ejerciten en las distintas celebraciones litúrgicas y la animación de las comunidades junto a sus párrocos.
En la homilía, Monseñor Héctor Rafael Rodríguez agradeció a los presidentes de asamblea su respuesta positiva al llamado del Señor y su generosidad de ofrecer su vida para servir a la Iglesia en la celebración de la Palabra de Dios y la animación de las comunidades cristianas, particularmente donde no hay presencia permanente de un ministro ordenado.
Los exhortó a dar testimonio de humildad, no pretender ponerse por encima de la comunidad, exigiendo reconocimiento y poder.
En el rito de envío les dijo: “En nombre de la Iglesia los envío a anunciar el Evangelio y a dar testimonio de Jesús ante todo el mundo, y de manera particular en las comunidades que les han sido confiadas”.
Los candidatos se comprometieron a dar testimonio con el ejemplo de su vida personal, familiar y desempeñar fielmente la misión de reunir, alimentar y manetener la unidad de la comunidad cristiana que cada párroco les asigne en nombre del Obispo.
Como colaboradores de los párrocos y bajo su autoridad, a los presidentes de asamblea se les confía la misión de presidir las celebraciones dominicales y festivas en las comunidades. Celebrar la Palabra y distribuir la sagrada Comunión a los fieles en las comunidades donde no puede asistir el sacerdote.
El Rito consta del Envío a la misión que confía oficialmente el Obispo y la institución en el acolitado como ministro extraordinario para distribuir la Sagrada Comunión a los fieles y llevarla a los enfermos.
Los párrocos les impusieron la cruz en su pecho como signo del amor de Jesús por la humanidad y de la misión que se les ha confiado de anunciar el Evangelio a las comunidades eclesiales.
Los presidentes de asamblea como ministros laicos realizan un gran servicio en la celebración de la Palabra y la animación de las comunidades, especialmente en los lugares donde el sacerdote no puede estar presente cada domingo.
Su testimonio personal, familiar y su entrega humilde y abnegada al servicio de la Iglesia ha sido fuente de abundantes vocaciones para la Iglesia.
Pidamos al Señor que siga suscitando muchos candidatos para este ministerio laical y para las demás vocaciones y ministerios de la Iglesia.