La Vega, 25 de noviembre de 2023
A: Clero de la Diócesis de La Vega; la Vida Consagrada Contemplativa y Activa y a todos los fieles
DE: † Héctor Rafael Rodríguez, msc
ASUNTO: Agradecimiento
Queridos hermanos y hermanas en el Señor. La paz de Jesús “El Buen Pastor” esté con ustedes.
1. Tomé posesión de esta Diócesis el día de mi ordenación episcopal, sábado 09 de mayo de 2015. Al finalizar mi misión en esta porción del pueblo de Dios, les comparto algunos pensamientos relacionados con mi misión de obispo en esta amada Diócesis, “mi primer amor” en el servicio episcopal. Pensamientos que de una u otra manera han estado a la base de mis acciones y han diseñado mi estilo de ser pastor.
2. Fidelidad y centralidad en la misión encomendada. Fui nombrado obispo de La Vega con una triple misión propia del sacerdote y del obispo: enseñar auténticamente la fe y la doctrina de la Iglesia; santificar a través de la celebración y la vivencia del culto divino, sobre todo la Eucaristía y demás sacramentos; y gobernar-regir esta Iglesia particular al estilo de Jesús Buen Pastor. Centré mis esfuerzos en ser un pastor “conforme al Corazón de Cristo”. Mi lema episcopal tomado de Mt 11, 28, señala las actitudes que han caracterizado mi ministerio episcopal: humildad y mansedumbre, cercanía a la gente, sensibilidad al dolor ajeno.
3. Fortalecimiento institucional. Durante el tiempo transcurrido en esta Diócesis, una de mis prioridades fue el fortalecimiento institucional de la Diócesis, reorganizando y poniendo a funcionar todas las instancias de coordinación diocesanas con sus respectivos estatutos y agendas de actividades, dando el seguimiento oportuno, con su debida evaluación de desempeño: Consejo presbiteral, Colegio de Consultores, Consejo Diocesano de pastoral, Consejo Económico, Comisiones diocesanas de pastoral, consejos zonales, nombramientos de los Vicarios episcopales zonales con tareas bien definidas, el fortalecimientos de las estructuras parroquiales (consejos de pastoral parroquial y consejo económico) y el fortalecimiento estructural y organizacional de UNILCA-LA VEGA, por medio de una actividad diocesana (JMD) que buscaba fortalecer el sentido de pertenencia diocesana.
4. Con esto hemos logrado que la Diócesis funcione de manera articulada (en red), definiendo con claridad los objetivos, misión y tareas a realizar en cada una de sus instancias de coordinación. Crear o incentivar la cultura del trabajo en equipo ha sido de gran ayuda para lograr la comunión y participación de todos mis colaboradores.
5. Conocimiento de la Diócesis: Siempre he escuchado que no se ama, ni se cuida, ni se valora, ni se defiende lo que no se conoce. Desde el inicio he aprovechado todos los medios y oportunidades que el Señor fue poniendo a mi disposición, para conocer la Diócesis desde dentro, a través de encuentros periódicos con el clero (de manera individual, grupal y por fecha de ordenación), con los agentes pastoral y la feligresía de cada parroquia, con las instituciones y las autoridades de cada provincia para plantearnos prioridades comunes.
6. La Visita Pastoral, realizada entre el año 2018 y 2020 fue el recurso más eficaz para alcanzar un amplio conocimiento de las comunidades, los sacerdotes, las instituciones eclesiales y civiles existentes en cada una de las cuatro Provincias que integran la Diócesis. Particularmente me ha ayudado a palpar la realidad tal como es: con sus luces y sus sombras. La visita pastoral fue un verdadero acontecimiento diocesano de gracia y de bendición.
7. Situación del clero. Los sacerdotes, mis colaboradores más cercanos han sido mi centro de atención, por ser el activo más valioso de la Diócesis. Su conocimiento y atención constante ha sido fundamental para garantizar la calidad de vida y la fecundidad pastoral del clero. Mi insistencia ha ido encaminada a que cada sacerdote viva acorde con la vocación que ha recibido gratuitamente de Dios (ser un buen pastor). (Cf. Ef 4,1).
8. La Diócesis de La Vega cuenta con un clero mayoritariamente joven, dinámico, bien dispuesto, creativo, trabajador, con bastante buena preparación académica y deseos de continuar capacitándose. Como en cualquier clero o grupo humano hay problemas afectivos, emocionales, individualismos, torpes manejos personales en raras excepciones, distracciones de la misión sacerdotal en algunos, etc. Sin embargo, no cabe dudas de que las luces son más determinantes en la vida de la diócesis que las sombras señaladas.
TOTAL, de sacerdotes diocesanos: 92
Sacerdotes inactivos por situaciones especiales diversas: 10 Sacerdotes en calidad de préstamo a otras diócesis en el país: 05 Sacerdotes en misión en los Estados Unidos: 03
Sacerdotes estudiando fuera en Europa: 03
Sacerdotes colaborando en seminarios (Santiago y Santo Domingo): 02
TOTAL, de sacerdotes Religiosos: 48. Siete congregaciones de vida activa y un monasterio de vida contemplativa.
9. El recurso de la necesaria corrección fraterna: La corrección fraterna ha sido uno de los mejores aliados para sacar fuera lo mejor de cada sacerdote en mi ejercicio de pastoreo, de manera especial cuando ha sido recibida con una actitud de escucha, docilidad y reconocimiento de parte del sacerdote corregido. Pero no ha dejado de ser uno de los ejercicios más difíciles, cuando ha emergido la resistencia a ser corregido, desde mecanismos de defensa, y la negación frontal de la falta señalada. Es como si la naturaleza humana se resistiera casi “instintivamente” a reconocer sus faltas y, por supuesto, al cambio personal (Cf. Hebreos 12, 5-7. 11-13).
10. La formación inicial y continuada del clero ha sido otra de las prioridades en mi experiencia episcopal. Hemos reorganizado el equipo de formadores, estableciendo sus objetivos y un programa de reuniones durante el año para evaluar la situación de los seminaristas en las diferentes
etapas. He dado un seguimiento personal a esta área, participando en cada una de las reuniones programadas. Hemos capacitado al cuerpo de formadores, enviando a los padres Jaime Florentino y Arsenio Ferreira a Cebitepal, Colombia, para cursar una licenciatura en Teología, mención Formación y al P. Miguel Ángel Victoriano a Comillas, España, para la Licenciatura en Teología Espiritual y un Máster en Discernimiento Vocacional y Acompañamiento Espiritual, en Salamanca. También estamos capacitando a algunos sacerdotes en otras áreas donde la Diócesis tiene más necesidad: Licenciatura en Derecho Canónico (1), Licenciatura en Liturgia (1), Doctorado en Teología Bíblica (1), Maestría en Gestión Pastoral (3), Doctorado en Moral Fundamental (1), Licenciatura en Comunicación Institucional (1), Licenciatura en Contabilidad (1), Doctorado en Educación (4), Máster en Catequesis (1).
11. Situación vocacional de la Diócesis. Reconocemos que estamos ante una situación de crisis vocacional que demanda de un mayor involucramiento del clero en los programas de la pastoral vocacional diocesana, porque constituye la clave para la “sobrevivencia del clero”. La situación vocacional por la que estamos atravesando constituye, sin embargo, una oportunidad para trabajar más activamente por la animación y promoción de nuevas vocaciones. Y no olvidemos que la mejor promoción vocacional consiste en vivir un sacerdocio íntegro, responsable, alegre y ejemplar.
12. Inicio del proceso sinodal aprovechando la invitación del papa Francisco a fortalecer el sentido de escucha y aprender a “caminar juntos”. La convocatoria a la realización del primer sínodo diocesano estaba dejando como resultado una diócesis empoderada y preocupada por la búsqueda de soluciones a los problemas comunes. En este sentido expreso mi agradecimiento a todos los “sinodales” que tomaron en serio este propósito, asumiendo con un gran sentido de Iglesia cada una de las tareas encomendadas. Espero que este proceso no se detenga, sobre todo el espíritu que le dio origen, que es el promover la comunión, la participación y el sentido de misión en todos los miembros de la Iglesia.
13. Desafíos y principales problemas de la diócesis:
– Hay cuatro proyectos pendientes que constituyen un desafío importante para la Diócesis: la Casa Sacerdotal, el Fondo parroquial, la Oficina de prevención de abusos a menores y personas vulnerables y una Sala de prensa para generar las noticias e informaciones diocesanas trascendentales.
– En el campo de la Pastoral hay que seguir reforzando la conformación de equipos zonales que apoyen al Vicario de Pastoral y a los coordinadores de las Comisiones diocesanas. Hace falta reforzar la formación del laicado para capacitarlo de acuerdo a las exigencias del mundo actual.
– La sostenibilidad financiera de la Diócesis: hace falta implementar iniciativas financieras que permitan la autosostenibilidad económica de la Diócesis. El Fondo parroquial pretende ser una de esas iniciativas.
– La formación y actualización del Clero en todas las áreas del conocimiento: filosófico, teológico, pastoral, administrativo, sociológico, psicológico, etc.
– Pastoral Vocacional: ejecutar un plan de pastoral vocacional que cuente con la participación integrada de sacerdotes, laicos, seminaristas. Oramos por la fidelidad y perseverancia de nuestros seminaristas. Es un desafío que los sacerdotes muestren a los jóvenes la belleza del sacerdocio a través de una vida que refleje la alegría del Evangelio, vivida con entusiasmo, con un profundo amor y compromiso. Somos conscientes de que no puede darse un aumento vocacional si no se le pide constante y permanentemente al dueño de la mies que envíe obreros a su mies (Lc 10,2). Por eso considero que urge una atención especial al fortalecimiento de la Obra Diocesana de las Vocaciones Sacerdotales (ODVS). En este sentido, ya tenemos en marcha un plan para crear en cada parroquia y en cada zona un Equipo integrado por sacerdotes, diáconos, religiosas y laicos que dinamicen el trabajo vocacional en cada parroquia y en cada zona pastoral. El nombramiento de un sacerdote como responsable de la Pastoral Vocacional quiere cumplir con este propósito.
– Enfrentar con insistencia los graves problemas medioambientales que afectan el territorio de la diócesis.
– La UCATECI: aunque durante los últimos ocho años hemos fortalecido notablemente su institucionalidad, esta dependencia diocesana debe continuar esforzándose por cultivar una mayor armonía y estabilidad a lo interno con su personal de servicio y generar una mayor vinculación con la Diócesis y la sociedad vegana, integrando a su dimensión académica/empresarial una visión más pastoral y de servicio, por ser una universidad católica perteneciente a la Diócesis de La Vega.
14. Agradecimiento: Permítanme expresar, desde lo más hondo de mi corazón, mi sincero agradecimiento…
a) Al Señor por confiarme esta desafiante misión de pastorear la Diócesis de La Vega y haberme dotado de la fuerza, la prudencia y la sabiduría del Espíritu para realizarla. Agradezco al Señor el regalo de las vocaciones sacerdotales, en las personas de nuestros seminaristas.
b) A mis amados hermanos sacerdotes, mis más cercanos colaboradores en las buenas y en las menos buenas. Sin ustedes, poca cosa hubiera logrado. Gracias por su comunión, amistad y cercanía, por sus gestos de fraternidad, por su colaboración eficaz en el desempeño de la misión que el Señor me ha confiado. En todo momento pude contar con su necesaria y valiosa colaboración.
c) A la Vida Consagrada en sus expresiones instituto seculares, vida contemplativa y activa, que con su variedad de carismas enriquecen nuestra iglesia diocesana.
d) A los diáconos permanentes por su servicio en las diversas áreas pastorales. Muchas gracias por su disponibilidad.
e) A todos los agentes de pastoral de la Diócesis. A tantos laicos (hombres y mujeres) que se entregan al servicio de la Iglesia. Valoro el trabajo realizado en cada una de las comisiones que ofrecen su tiempo y sus talentos al servicio de la evangelización. Cómo no agradecer a tantas personas entregadas de manera incondicional al trabajo juvenil, catequético, familiar, social y medioambiental. En este sentido expreso mi gratitud a cada consejo de pastoral parroquial que hace el trabajo de los sacerdotes más llevadero, más efectivo y eficaz. En todos ellos expreso también mi gratitud a los tantos ministros extraordinarios que sirven de manera generosa a nuestros enfermos y nuestros fieles allí en la vida sacramental. En fin, a todos los laicos comprometidos por su amplio trabajo en áreas clave de la vida diocesana: catequistas, Animadores de Asambleas, ministros extraordinarios de la eucaristía, los movimientos apostólicos agrupados en (UNILCA- LA VEGA) y toda la feligresía en general.
f) A la Curia diocesana: el alma de la Diócesis. Desde ahí se generan los servicios puntuales y de calidad al clero y al pueblo de Dios; las políticas y las acciones para que todo funcione ágil y bien: desde la recepcionista, pasando por la Vicaría de Pastoral, Administración, confirmaciones, Cancillería, Vicaría de la Vida Consagrada, Vicaría judicial, hasta la organizada y eficiente Secretaria del Obispo… han constituido un equipo maravilloso que ha hecho posible la eficacia en el servicio de nuestro obispado.
g) Agradezco a los medios de comunicación católicos y aliados, difusores ágiles y seguros del contenido del mensaje de salvación a todos los rincones de la Diócesis, el país y del mundo. Muchas gracias a sus directores, P. Guillermo Perdomo, SJ (Radio Santa María) y P. Rafael Delgado Suriel (La Voz de María TV y Radio), al grupo Medrano que siempre estuvo dispuesto a colaborar con la evangelización de nuestra diócesis.
15. Mantengan el “motor” de la Diócesis en marcha: La Diócesis podrá entrar en Sede Vacante, pero está desafiada a continuar con la vitalidad pastoral, social y espiritual que le caracteriza. Cada cual realice la tarea encomendada con amor y empeño. Que continúe la marcha normal de la Diócesis. Cada cual a lo suyo y no se olviden de dejar entrar el espíritu sinodal de escucha, oración, comunión y amor por la misión. Y, mientras tanto, oremos al Señor por nuestro próximo obispo.
16. Cada ser humano tiene su modo particular de hacer las cosas y no soy la excepción. Entiendo que no todo ha ocurrido con el debido tacto, ni las decisiones han sido del agrado de todos. Aunque esto es normal, pido disculpas si en el modo de actuar, o en las decisiones tomadas he incurrido en ofensas o alguien se ha sentido injustamente herido. Espero que no toda la “medicina” que intenté aplicar con el recurso de la corrección haya sido “peor que la enfermedad”. De lo sí pueden estar seguros es que estos ocho años como obispo de La Vega han sido una oportunidad para aprender a amar y servir a Dios a través de los hermanos pobres, tristes, desamparados, desorientados de nuestra sociedad.
17. Satisfacción del deber cumplido. Concluyo con las siguientes palabras de Jesús: “De igual modo ustedes, cuando hayan hecho todo lo que les fue mandado, digan: Somos servidores inútiles; hemos hecho lo que debíamos hacer” (Lc 17,10). Sin embargo, quiero dejar constancia de que, si algo se ha hecho, se lo debemos primero al Señor y, segundo, al esfuerzo de sus “obreros”, los agentes de pastoral: los sacerdotes, diáconos permanentes, la vida consagrada masculina y femenina y a los laicos comprometidos. Solamente he sido un hermano que ha puesto manos a la obra confiado plenamente en Dios y en los excelentes colaboradores que Él ha puesto junto a mí en esta Iglesia particular. El Señor se manifestó grande con nosotros durante estos ocho años y hoy, con gratitud, le mostramos desbordantes nuestra alegría. (Cf. Salmo 125).
18.
Muchas gracias a todos por ser mis compañeros de camino, junto a Jesús y nuestra Sra. de Las Mercedes, en estos ocho hermosos y fecundos años de mi vida.
Les bendice,
†Héctor Rafael Rodríguez, msc