El informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) muestra que el número de los hambrientos en el mundo crece constantemente. Para el año 2023, el Programa Mundial de Alimentos (WFP) estima que, en los 79 países donde trabajan, más de 345 millones de personas enfrentarían altos niveles de inseguridad alimentaria. En América Latina y el Caribe la inseguridad alimentaria aumentó de 12,76 millones en el 2021 a 13,08 millones. Pero, mundialmente es más del doble.
Según datos del 2022, el aumento se debe a los conflictos armados y los precios más altos por estos conflictos que abarcan a todo el mundo. Desde hace mucho tiempo la peor situación es en África, al sur del Sahara, así como en India y China. Los niños, las mujeres embarazadas y lactantes son los que más sufren de hambre. Cada cinco segundos muere un niño por desnutrición, es decir, 20,000 al día, más de 7 millones al año. También es increíble, que en países más ricos el número de niños hambrientos ha aumentado. Pienso en Estados Unidos e Inglaterra. Allí los puntos que dispensan comidas gratuitas están bajo asedio.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), 1/3 de la población mundial está bien alimentada, 1/3 están desnutridos y 1/3 mueren de hambre. La Unión Europea es la más eficaz en prevenir el hambre y la malnutrición. En 2016, destinó 715 millones de euros a este fin. Y en el año 2023 destinó 210 millones de euros adicionales. El hambre acompaña a la humanidad desde tiempos inmemoriales. Según el Evangelio sobre el rico y el pobre Lázaro (Lc 16,19-31), los cambios se producen a la hora de la muerte. Pero, se puede evitar tal tragedia con buena voluntad.
Los ricos hoy en día son los países altamente industrializados, orgullosos de su progreso y prosperidad. A sus puertas, un tercio de la humanidad gime de hambre. Por el precio de un misil se podría servir en una escuela llena de niños hambrientos con una merienda diaria durante cinco años. Cinco millones de niños murieron antes de cumplir cinco años y otros 2,1 millones de niños y jóvenes de entre 5 y 24 años perdieron la vida en el 2021, solo por hambre. Esto se puede evitar con el costo de diez aviones bombarderos o dos días de gasto militar mundial.
En verdad, los ángeles aparecen entre nosotros todos los días. Sacan a hijos moribundos de los brazos de sus madres. Devuelven a la casa del Padre a quienes carecían del trozo de pan necesario para sobrevivir. También ustedes, dondequiera que estén, pueden hacer que no se repita la historia del rico y Lázaro. Basta acercarse a los necesitados, llevarles una palabra de consuelo y algo de comida.
Santos ángeles, inspírennos a la caridad hacia las personas necesitadas, para que, realizando obras de misericordia, el cielo se llene de santos y la tierra se vuelva cada vez más humana. Amén.