Cultiven la vida interior para que sus estudios sean fecundos
Saludo cordialmente al Reverendo Padre Rector, a los profesores, estudiantes y personal que conforman la comunidad educativa y administrativa de la Pontificia Universidad CatÓlica “Madre y Maestra” en la República Dominicana. Me es grato poder enviarles un mensaje de felicitación por los 60 años de fundación que está celebrando esta institución, cuyo nombre, inspirado en la encíclica escrita por mi predecesor, san Juan XXIII, nos ayuda a entender un aspecto de la naturaleza de la Iglesia, que es madre y maestra de los pueblos.
Es “madre” porque dan a luz en la fe en Jesucristo a muchos hijos espirituales, acompañándolos con ternura y paciencia. Es “maestra”, porque cultivan y promueven lo mejor de cada uno, para que brille la luz que Cristo ha puesto en nuestros corazones. De manera similar, la universidad es como una “madre” porque da a Inc personas especialistas en la doctrina sagrada y las ciencias con ella relacionadas a fin de que contribuye al bien de toda la Iglesia y del mundo; y es una “maestra” porque cultivan y prometeré, en e1 intelecto y en el corazón de los alumnos, la sana curiosidad y la capacidad de anâlisis y de creatividad necesarias para la profundización y crecimiento de la ciencia (cf. Const. ap. Veritatio Gaudium, art. 3, §§1-2).
Los animo a que recuerden siempre esta analogía entre la Iglesia y la universidad: ambas dan a luz, cultivan y promueven. Esto nos ayuda a entender que fe y razón ve de la mano, no están disociadas ni contrapuestas. Pues en e1 seno de la comunidad eclesial, la universidad es cauce para que la ciencia brille como una luz, irradiando la bondad, la justicia y la verdad (cf. Ef 5, 9), dando así herramientas para la misión evangelizadora de la Iglesia «en salida» (cf. Const. ap. Veritati:s Gaudiuin, Proemio nn. 3 y 5). Además, la universidad católica, enraizada en la Iglesia, encuentra el depósito seguro del tesoro de la Revelación para que de ella extraiga como la materia prima de su reflexión y oriente su quehacer para bien de todos los hombres y mujeres de nuestro tiempo y de todas las culturas (cf. ib(d., art. 3, §l).
Finalmente, quisiera invitarlos a que cultiven siempre la vida interior para que sus estudios sean fecundos. El testimonio del Santo Tomas de Aquino nos ilumina, pues la profundidad de su pensamiento estaba enraizada en su fe viva y su gran piedad. En una de sus oraciones decía: «Concédeme, te ruego, una voluntad que te busque, una sabiduría que te encuentre, una vida que te agrade, una perseverancia que te espere con confianza y una confianza que al final llegue a poseerte».
Les envío un saludo y mi bendición, pidiendo al Señor, por intercesión de la Virgen Santísima, Sede de la Sabiduría, que les siga concediendo abundantes frutos en su labor académica y, por favor, les pido que recen por mi.
Fraternalmente,
Francisco
Roma, San tuan de Letrân, 24 de marzo de 2023